Miércoles, 24 de Abril 2024

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- “Doce elefantes...”

Por: Jaime García Elías

- “Doce elefantes...”

- “Doce elefantes...”

Como en la cancioncilla infantil de los elefantes que “se balanceaban sobre la tela de una araña”, tiempos hubo en que Guadalajara -y sus habitantes- fueron víctimas de sus propios atractivos: desde el buen clima de la ciudad hasta la proverbial amabilidad de sus pobladores...

Empero, de “los tiempos de lanzar cohetes” se pasó, fatalmente, a “los de recoger varas”. En consecuencia, el proceso se revirtió: del crecimiento demográfico de mediados del siglo pasado, acelerado por la migración, se pasó al despoblamiento de las últimas décadas. Los nativos de los barrios tradicionales, se mudaron a las colonias periféricas cuando formaron sus propias familias. Guadalajara, en consecuencia, desbordó los municipios circundantes (Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá) y de manera incontenible se desparramó hacia Tlajomulco, Juanacatlán, El Salto, Ixtlahuacán de los Membrillos, Acatlán de Juárez y Zapotlanejo... más lo que se acumule esta semana.

-II-

Bien. El caso es que el coordinador de Proyectos Estratégicos del Ayuntamiento, Rafael Orendain Parra, ofreció (EL INFORMADOR, XI-29-21, p. 1-A) poner en marcha un “programa integral de repoblamiento” que intentará volver a la vida las 45 mil viviendas deshabitadas, abandonadas, deterioradas y vandalizadas que hay en la ciudad, que requieren mantenimiento... y que no pueden reconstruirse para volverse funcionales (y habitables, en consecuencia) porque una ley, absurda, al declararlas “patrimonio histórico o cultural” las ha condenado al abandono y a la ruina.

Además de las 45 mil fincas abandonadas en Guadalajara, según el Censo de Población y Vivienda 2020, en Zapopan hay otras 53 mil, en Tlaquepaque 21 mil más, en Tonalá otras tantas y en Tlajomulco 77 mil (para una suma total de 217 mil en las que podrían habitar más de un millón de personas).

Para “comercializar” -o volver a la vida- esas fincas, habría necesidad de remodelarlas, y para ello, deberían abrogarse o derogarse las leyes que actualmente lo impiden. Pero, además, sería menester dotarlas de los servicios esenciales: infraestructura hidro-sanitaria, transporte público y seguridad, principalmente. Resueltos esos rubros, los correspondientes a comercio, mercados, escuelas, hospitales y espacios para la recreación, el esparcimiento y el deporte vendrían a continuación

-III-

Mucha gente se mudó de los barrios tradicionales a las colonias periféricas por gusto (la que habita actualmente en las zonas residenciales) o por necesidad (la que se refugió en los andurriales “donde Tarzán perdió el cuchillo”). Mucha volverá a los barrios en que vivieron sus abuelos... cuando haya las condiciones de comodidad, seguridad y dignidad mínimas para ello.

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