Miércoles, 24 de Abril 2024

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- ¿Aves fénix…?

Por: Jaime García Elías

- ¿Aves fénix…?

- ¿Aves fénix…?

Las elecciones del pasado 1º. de julio fueron, si no prueba plena, sí, al menos, claro indicio de que acertó el diagnóstico de muchos “politólogos” (whatever that means, diría Don Daniel Cosío Villegas) y simples ciudadanos de a pie: que los mexicanos en edad de votar estaban hartos de los partidos. Los dos más antiguos, los más identificados con el ejercicio de Gobierno uno (el PRI) y con el de oposición el otro, se quedaron, a la hora de los mameyes, muy por debajo de las expectativas de sus dirigentes y de los candidatos que postularon. A sus “alianzas”, “coaliciones” y similares, de nada les sirvieron los imaginativos nombres que les inventaron. No consiguieron que los electores comulgaran con semejantes ruedas de molino, ni que les entregaran el oro del voto a cambio de los espejitos, chaquiras y lentejuelas de sus promesas.

-II-

Unos tiempos traen otros. El PAN tuvo, merced a la “alternancia”, dos oportunidades -personificadas en Vicente Fox y Felipe Calderón- de demostrar su aptitud para gobernar, y no sólo para criticar (por su deshonestidad y su incompetencia principalmente) a los gobiernos. Los resultados de la más reciente jornada electoral demostraron el rotundo fracaso de su empresa.

Una semana después de que la ciudadanía los puso en su lugar, hay reacciones; no sólo de los candidatos derrotados en las contiendas por la Presidencia de la República, varias gubernaturas, senadurías y diputaciones: en el caso del PRI, artistas y activistas (unos cuantos; nada que ver con las multitudes que en los años de Vacas Gordas celebraban sus “aplastantes” victorias electorales) coreando consignas que auguraban la inminente desaparición de los “dinosaurios”; en el del PAN, un cónclave de siete gobernadores emanados de sus filas, que explicitó su disposición a trabajar con “el nuevo Gobierno” -lo que honra la vocación democrática de que históricamente se ha preciado su partido-… pero, por  contrapartida, suscribiéndose a un eufemismo (“promover la renovación de su dirigencia”), se pronunció contra la eventual reinstalación de Ricardo Anaya o la ratificación de Damián Zepeda como sus jerarcas.

-III-

Especialmente en los tiempos en que fueron partidos gobernantes -siete décadas el PRI, dos sexenios el PAN-, ambos institutos políticos fueron, por sobre todas las cosas, agencias de colocaciones que privilegiaron a sus incondicionales… aunque no necesariamente dieran el perfil como “los mejores hombres” (o mujeres) de México. Ahora, retirados de la ubre del Presupuesto, está por verse si consiguen resurgir de sus cenizas.

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