Jueves, 25 de Abril 2024

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Por: Jaime García Elías

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La inauguración del Centro de Artes Escénicas (CAE) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) fue objeto de elogios… pero también de críticas. Los primeros se explican: sería necio negar que a todas luces son plausibles las inversiones de dinero público que se realizan para ofrecer a los cinco millones de habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara nuevos espacios para un uso positivo del tiempo libre; espacios en que se ofrezcan espectáculos o se propicien actividades que elevar el intelecto y acrecienten la  cultura.

Las segundas, sin embargo, también se justifican.

Mire usted…

-II-

Puesto que el concepto de universidad implica diversidad, pluralidad, posibilidad de discordancia (un ejercicio esencialmente positivo, si es cierto, como sostenían los antiguos, que “de la discusión nace la luz”), es saludable que en el seno de la UdeG haya voces críticas: mentores, investigadores, trabajadores de la educación en general, abierta y declaradamente inconformes con muchas prácticas y políticas de las autoridades universitarias.

La inauguración del CAE fue –¡tenía que ser…!— motivo, como se apuntó al principio, de censuras, tanto individuales como de grupos (el Colectivo de Reflexión Universitaria, por ejemplo), que en diversos foros han externado su protesta porque la Universidad ha sacrificado las que deberían ser sus funciones esenciales, vinculadas –en teoría— con la oferta educativa para el sector de la población incapacitado para costear colegiaturas en instituciones privadas, en aras de actividades, espacios y empresas pretendidamente culturales, aunque más vinculados con la industria del espectáculo. En ese paquete entrarían desde la Feria Internacional del Libro (FIL) –reputada como “la mayor del mundo en idioma español”— hasta el flamante CAE, pasando por el Auditorio Telmex y el Teatro Diana.

La protesta se centra en la notoria insuficiencia de espacios para los aspirantes a estudiar en la UdeG; en la infraestructura (aulas, laboratorios, talleres…) desprovista de los avances tecnológicos que, por contraste, resplandecen en el CAE; en que los sueldos de docentes e investigadores están muy por debajo de los de los funcionarios que hacen posible el funcionamiento de la FIL y de las referidas salas de espectáculos, etc.

-III-

A las dudas razonables sobre si el CAE, como se ha proclamado, contribuirá a elevar el nivel cultural en un medio refractario a la cultura y más proclive a la chabacanería, se suman, pues, las voces que se pronuncian –en todo su derecho, por lo demás…— porque la Universidad se aboque más a lo esencial de su función social y menos a lo accesorio.

Temas

  • Conjunto de Artes Escénicas (CAE)
  • UdeG

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