Alguien, que quizá por modestia no registró la frase, definió “diplomacia” como “el arte de decir ‘¡qué lindo perrito!’… mientras te agachas a recoger la piedra”.(Aunque la mejor forma de echar a perder un chascarrillo consiste en explicarlo, hay que hacerlo: se trata de que las palabras y los hechos, con mucha frecuencia, transitan en direcciones opuestas). -II- Ejemplo -de rabiosa actualidad, además- de “diplomacia” en los términos señalados, la declaración del Presidente López Obrador, el sábado, en un estadio de beisbol de Cuauhtémoc, Chihuahua: “Tenemos siempre que darle un buen trato a todos los seres humanos, hayan nacido en cualquier parte del mundo, en cualquier parte del universo”.Muy caritativo. Muy cristiano. Muy en el tono que seguramente querrían escuchar los migrantes centroamericanos que toman la decisión de llegar a los Estados Unidos, en el entendido de que es preferible -por aplicar la conseja evangélica- intentar vivir a expensas de las migajas que caen de la mesa de los ricos, a malvivir o morir en sus países de origen -Guatemala, Honduras y Nicaragua, sobre todo-, enfrentando al hambre y la violencia que parecen haberse vuelto endémicas.Hasta ahí, las palabras. Y a continuación, ese mismo día, a inmediaciones de Cosoleacaque, Veracruz -es decir, casi en el otro extremo del país-, los hechos: la detención, por parte de las autoridades mexicanas (no se puntualiza si ya con la participación de la Guardia Nacional que se decidió desplazar a los estados del sureste para “blindar” la frontera sur, de conformidad con el “acuerdo” de la semana anterior en Washington), de 791 migrantes centroamericanos, que viajaban -en las condiciones que perfectamente puede imaginarse cualquiera que alguna vez haya vivido la experiencia de ir de casa al trabajo, o viceversa, en un autobús urbano, en cualquier hora pico- en los compartimentos de carga (“remolques”, pues) de cuatro trailers. -III- Se supone que el mensaje presidencial acerca del “buen trato”, aplica, en beneficio de los cerca de 800 migrantes, desde el momento de su remisión a la estación migratoria de Acayucan: agua, comida y un mínimo de confort, en lo que se les aplica el protocolo relacionado con su registro como aspirantes al asilo en la unión americana.El otro mensaje, el de los hechos, también lleva por destinatarios a otros potenciales migrantes, por una parte, y, por la otra, al gobierno norteamericano… para que ambos vean si surtió efecto o no la amenaza de los aranceles…
