Dicen que los perros se parecen a sus dueños... pero ¿y los gatos? Aunque más independientes y misteriosos, también parecen reflejar aspectos de nuestra personalidad. ¿Coincidencia o espejo emocional de quienes los cuidan?Un estudio tras otro ha demostrado que los humanos tienden a elegir mascotas -y especialmente gatos- que encajan con su estilo de vida y su temperamento. ¿Eres tranquilo, reservado y amante de la rutina? Probablemente tu gato también. ¿O tal vez tienes un minino juguetón, curioso y algo dramático? Tal vez sea una extensión peluda de tu lado más expresivo.La psicología ha identificado paralelismos sorprendentes. Por ejemplo, las personas con altos niveles de neuroticismo (una tendencia a preocuparse o ser emocionalmente sensibles) tienden a tener gatos más ansiosos. Mientras que dueños más extrovertidos suelen convivir con gatos sociables que no dudan en recibir a las visitas con la cola en alto.Más allá de lo científico, hay algo mágico en esta conexión. Los gatos no solo responden a nuestro entorno, sino también a nuestra energía. Tal vez por eso parecen saber cuándo necesitamos compañía silenciosa o un buen ronroneo terapéutico. ¿Será que nos eligen tanto como los elegimos a ellos?Así que la próxima vez que mires a tu gato dormir plácidamente sobre tu teclado o acechar sombras invisibles en la pared, pregúntate: ¿qué está diciendo de mí este pequeño psicólogo de cuatro patas? MR