El paso del tiempo nos va llevando por caminos inesperados, entre responsabilidades, cambios y la rutina diaria, es común que nos vayamos alejando de las actividades y pasatiempos que solían hacernos felices cuando éramos niños. ¿Te has preguntado alguna vez qué te gustaba hacer a los 10 años? Quizá pintar, leer, correr al aire libre, coleccionar figuras, o incluso imaginar historias interminables. Con el tiempo, esas actividades fueron reemplazadas por otras más “adultas” o más orientadas a la productividad, pero lo cierto es que, al reconectar con esos hobbies infantiles, podemos descubrir mucho sobre nosotros mismos y redescubrir una parte olvidada de nuestra esencia.Volver a esas actividades que nos hacían sentir plenos en la infancia no solo es una forma de revivir momentos agradables, sino también un acto de autoconocimiento. Al mirar atrás, podemos encontrar pistas sobre lo que realmente nos apasiona, lo que nos da tranquilidad o lo que simplemente nos hace felices sin presiones. Además, reconectar con nuestra niña interior nos invita a recuperar la espontaneidad, la curiosidad y la creatividad, cualidades que a menudo se ven opacadas por la vida adulta.Redescubrir nuestras pasiones infantiles tiene un impacto positivo en diversos aspectos de nuestra vida. Fomenta el bienestar emocional, reduce el estrés y la ansiedad, y puede incluso ayudarnos a mejorar nuestra creatividad y productividad en el trabajo o en proyectos personales. Además, nos recuerda la importancia de la autoaceptación, ya que al reconectar con lo que éramos, aprendemos a aceptar quiénes somos ahora con todas nuestras imperfecciones.La vida adulta nos exige muchas veces ser serios, responsables y productivos, pero no debemos olvidar que, dentro de cada uno de nosotros, sigue viviendo esa niña o niño lleno de sueños y alegrías. Redescubrir lo que te gustaba hacer a los 10 años no solo es una forma de revivir momentos felices, sino también una poderosa herramienta de autoconocimiento. Atrévete a hacer una pausa, a mirar hacia atrás y a retomar esos pequeños placeres que te definían. Quizá, al hacerlo, encuentres un camino más auténtico hacia tu bienestar. MR