La jericalla es el postre más representativo de Guadalajara, elaborado con leche bronca, huevo, canela, vainilla y azúcar. Su origen se remonta al siglo XVIII en el Hospicio Cabañas, donde una monja buscaba crear un alimento nutritivo para los niños. Un descuido al hornearla dio origen a su característica capa superior caramelizada, que terminó encantando a todos.Con el paso del tiempo, la jericalla se volvió un símbolo de la gastronomía tapatía. Hoy se encuentra tanto en hogares como en abarrotes, fondas, restaurantes y locales populares como La Jericallería, en el barrio de Santa Teresita.A pesar de ser un postre delicioso, su consumo —como es la recomendación habitual— debe ser medido, pues la cantidad de azúcar que lleva podría elevar los contenidos de glucosa.Una porción estándar de jericalla (aproximadamente 120 g) contiene:Este perfil indica que la jericalla es relativamente baja en calorías y grasas en comparación con otros postres, y proporciona una cantidad moderada de proteínas. Sin embargo, su contenido de carbohidratos, principalmente azúcares, es considerable.A diferencia de muchos postres industrializados, la jericalla no contiene harinas ni grasas saturadas en exceso, lo que la convierte en una opción más saludable cuando se consume con moderación.Sin embargo, para aquellos que buscan opciones más saludables, una receta adaptada con ingredientes como el yogur griego, o la estevia, permiten disfrutar de este delicioso postre con menor impacto calórico y un perfil nutricional mejorado. *Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO