La forma en la que posicionamos el brazo al momento de tomarnos la presión arterial podría estar afectando la precisión de los resultados más de lo que se pensaba. Un reciente estudio de la Universidad Johns Hopkins, publicado en JAMA Internal Medicine, revela que algunas posturas habituales podrían estar provocando lecturas elevadas de manera incorrecta.En esta investigación, considerada pionera por ser el primer ensayo aleatorizado que analiza con exactitud las diferencias generadas por la colocación del brazo, participaron 133 personas entre los 18 y los 80 años. A cada participante se le midió la presión arterial en tres posiciones distintas: apoyando el brazo sobre un escritorio (la postura recomendada), dejándolo colgar al costado del cuerpo, y descansando la mano sobre el regazo.Los hallazgos fueron reveladores. Cuando el brazo quedaba colgando, la presión sistólica se incrementaba en promedio 6.5 mm Hg, mientras que la diastólica subía 4.4 mm Hg en comparación con la postura ideal. Por otro lado, si la mano reposaba sobre la falda, los valores también se elevaban, aunque en menor medida: 3.9 mm Hg más en la sistólica y 4 mm Hg en la diastólica.Estas diferencias, aunque parezcan pequeñas, podrían derivar en diagnósticos incorrectos de hipertensión. “La hipertensión, definida como una presión arterial igual o mayor a 130/80 mm Hg”, explican los investigadores, “es un factor de riesgo crucial para afecciones como enfermedades del corazón, infartos cerebrales y diabetes tipo 2”. Muchos pacientes (y en ocasiones también el personal médico) no se fijan en la postura del brazo al realizar esta medición. Este descuido, aparentemente menor, puede tener consecuencias relevantes no solo en el diagnóstico, sino también en el tratamiento y seguimiento de distintas enfermedades cardiovasculares.Este fenómeno no se limita al entorno clínico. También es común en mediciones realizadas en casa, donde las personas muchas veces no cuentan con asesoramiento profesional para asegurarse de que el procedimiento sea el adecuado. Este aspecto es especialmente relevante en tiempos donde el monitoreo doméstico de la presión arterial se ha vuelto más frecuente.Además de la posición del brazo, hay otros factores que pueden influir en los resultados. Uno de ellos es la llamada “hipertensión de bata blanca”, un efecto en el que los valores se disparan cuando el paciente se encuentra en un ambiente médico, posiblemente como reacción al estrés del momento. Si bien estas personas pueden presentar niveles normales en casa, estudios indican que este tipo de hipertensión también conlleva un mayor riesgo para la salud cardiovascular.Aunque investigaciones anteriores ya apuntaban a que la postura podía alterar las mediciones, este estudio representa un avance importante por su enfoque riguroso y controlado. El hecho de haber cuantificado con claridad el impacto de la posición del brazo le da un peso especial dentro de la comunidad científica.En resumen, este estudio refuerza la importancia de seguir correctamente las recomendaciones al tomar la presión arterial. Una acción tan simple como apoyar bien el brazo puede marcar la diferencia entre un diagnóstico preciso y uno erróneo. Para médicos y pacientes por igual, es un recordatorio de que en los detalles aparentemente menores también se juega la salud.BB