Sábado, 20 de Abril 2024
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Mixtlán, sierra con aroma a raicilla

El municipio jalisciense es una de las cunas de la bebida favricada a partir de la lechuguilla

Por: Francisco González

La lechuguilla crece entre las sombras de los árboles, rocas y desniveles en el horizonte de la sierra de Mixtlán. EL INFORMADOR/F. González

La lechuguilla crece entre las sombras de los árboles, rocas y desniveles en el horizonte de la sierra de Mixtlán. EL INFORMADOR/F. González

Suave y sin prisas. Así se debe disfrutar la buena raicilla, esa que nace tras procesar con cuidado y amor al agave en su variedad maximiliana que crece en la Costa Norte y Sierra Occidental de Jalisco. Son 16 municipios de nuestro Estado los privilegiados de ser “cuna” de esta bebida, y hoy visitamos uno de ellos: Mixtlán (“Lugar donde abundan las nubes”, en náhuatl). 

La historia de Mixtlán y la raicilla comenzó hace siglos, cuando los pobladores de este antiguo pueblo minero a medio camino entre Talpa de Allende y Ameca comenzaron a producir “vino de agave” usando la lechuguilla (como se le conoce al agave maximiliana). El método de producción -entonces y ahora-, era artesanal. El sabor -entonces y ahora-, es exquisito.

¿Cómo definir el sabor de la raicilla respecto a sus “primos” de otros agaves? Primero hay que aclarar que hay dos tipos de raicilla: La de la sierra y la costa, en este caso hablamos de la producida en Mixtlán, que corresponde a la primera. Más suave y frutal que el tequila y el mezcal. 

En vaso se aprecian suaves perlas al ser servido, con una sutil presencia en nariz de cítricos. Su sabor es frutal y persiste suave en el gusto.

Pero para llegar a la botella, este líquido transita un largo camino, uno cuya raíz encontramos en sitios especiales, como Mixtlán.

Raicillas como La Fortunada son productos elaborados en tabernas familiares. EL INFORMADOR/F. González

Historia líquida

Jesús Preciado ha dedicado los últimos años a la promoción de la raicilla como guía y promotor turístico, en especial en San Gregorio, localidad de Mixtlán que cuenta con más de una veintena de tabernas dedicadas a la producción de esta bebida. 

“Algo que hace diferente a la raicilla es que la lechuguilla no requiere deforestación para sus plantíos. De hecho busca la sombra y compañía de otros árboles para desarrollarse”, explica Preciado con una sonrisa. A sus espaldas, en uno de los campos de San Gregorio, se aprecian las largas filas de agave maximiliana retozando bajo el sol. Para poder ser jimadas deben esperar cinco años.

“Creemos que la raicilla se convertirá en un motor económico para el municipio, no solamente en su producción, queremos que la gente venga a Mixtlán”, agrega don Jesús. Y en San Gregorio están trabajando en ese sentido, pues las tabernas, en su mayoría familiares, están creando visitas a sus fábricas, recorridos a sus campos, cata de raicilla y en algunos casos alojamientos para turistas.

A 139 kilómetros de Guadalajara, Mixtlán luce todavía pacífico y silencioso la mayor parte del tiempo. Pero en unos cuantos años es probable que la raicilla cambie a este y otros municipios productores y los vuelva importantes centros turísticos, en lo que ese momento llega vale la pena disfrutar de esta bebida, suave y sin prisas.

ORGANIZA LA VISITA

Explora la ruta

Don Jesús Preciado está organizando un recorrido por la ruta de la raicilla para el próximo 10 de junio. Además de visitar las tabernas, explorar la elaboración de la bebida y hacer catas, habrá recorrido por espacios culturales e históricos de Mixtlán. 

Dudas e inscripciones al teléfono 388-101-2594.

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