Hay nombres que parecen brotar de la tierra. Que nacen entre jardines, campos y macetas. Nombres que huelen a primavera y que, al decirse en voz alta, nos recuerdan que lo natural también puede ser eterno.Nombrar a una niña como una flor no es solo un gesto de ternura: es también una forma de regalarle un símbolo. Las flores hablan de delicadeza, sí, pero también de fuerza, de renovación, de belleza en todas sus formas. No hay una sola manera de florecer.Nombres de flor para niña: Detrás de cada uno hay una historia, un aroma, una imagen. Algunas son flores silvestres, otras más exóticas, otras llenas de historia y literatura. Elegir uno de estos nombres es como plantar una semilla: algo que crece con el tiempo, que toma forma, que puede volverse parte de la identidad de quien lo lleva.Y aunque no todas las Margaritas serán dulces, ni todas las Violetas tímidas, hay algo poético en llevar una flor como nombre. Un recordatorio, quizás, de que la belleza —como los nombres— también puede echar raíces. MR