El amor siempre será indispensable en el cine, el romanticismo seguirá siendo un ingrediente esencial para impulsar historias, crear personajes entrañables. Para Alejandro Sugich el romanticismo es tan necesario en tiempos donde la violencia reina, es por eso que su propuesta de cine siempre atiende a la ilusión, a personajes que motiven a seguir descubriendo experiencias humanas, a creer que no todo está perdido.Por eso apostó por “Prometo no enamorarme”, largometraje con el que retorna a las pantallas mexicanas teniendo el respaldo actoral del mexicano Alfonso Dosal y la española Natalia Varela, quienes se han entregado por completo a una historia donde la música es el motor para unir a mundos tan diferentes pero que tienen al amor como lenguaje universal.“Prometo no enamorarme” no es una historia romántica más del montón, para este director sonorense, las vidas cruzadas de sus protagonistas “Iván” y “Julieta” seducen desde un principio por la honestidad de sus vidas, quienes desde un momento se muestran apegados a la realidad, a demostrar que el amor nunca es totalmente color de rosa.“Julieta”, una virtuosa chelista intenta mantener encendido el amor con su marido; un destacado músico que jamás se presenta a la cita que su esposa pacta para solucionar sus problemas. Cayendo en la cuenta de lo perdida que está su relación, “Julieta” se encuentra con “Iván”, un apasionado DJ que tratará de no sucumbir ante los encantos de esta peculiar mujer.Alejandro Sugich señala que la historia basada en el cuento “Noches blancas” del ruso Dostoyevski y adaptada en guion por David Villegas, llegará a 220 pantallas luego que el director sonorense también apuntara algunos ajustes para que el encuentro de “Julieta” e “Iván” sucediera en 24 horas y no en tres días como lo marca la obra originalmente.“Fue algo bastante difícil, es complicado porque siempre tienes que buscar la forma de que el espectador no se aburra, ese era el reto y creo que lo logramos muy bien con grandes actuaciones en esta historia filmada en la Ciudad de México y acompañada por música de Morrisey; en general, tiene muchos elementos de diseño sonoro”.El cineasta señala que si bien ahora México vive una gran época donde los largometrajes nacionales también tienen prioridad en la cartelera, el compromiso de la industria es apostar por historias que rompan con lo cotidiano, que sean capaces de ofrecer personajes distintos, como en el caso de “Prometo no enamorarme”, que a través de la música permite la creación de un personaje especial encargado de unificar a todos los elementos en pantalla.“Trabajamos muy fuerte el guion y cuando logras algo muy sólido puedes empezar a balancear todos los factores. El balance de la historia viene desde la estructura del guion; después, cuentas por niveles la historia también desde el diseño sonoro, utilizas la música y apuestas también por el uso de la cámara, que también es algo muy interesante, hay planos secuencias que dan frescura, te permite que los personajes convivan en una sola toma de cinco u ocho minutos sin cortes, todo eso da balance y espontaneidad”, agrega el director.Aunque el amor es el motor principal de “Prometo no enamorarme”, Alejandro Sugich resalta esos toques finos de comedia necesarios para no empalagar por completo al espectador, además de mantener vivo ese instinto esperanzador que los cineastas tienen para lograr un impacto armonioso en el público.“El amor lo es todo, la música también es un idioma universal, es a lo que realmente nos debemos de concentrar, es lo que hace que la vida sea placentera. Todo está lleno de malas noticias y esta película viene a dar 90 minutos de tranquilidad. Lo importante es detenernos, escuchar los sonidos que tenemos alrededor, inyectar de vibra positiva a la negativa, hay que contrarrestar lo negativo, esta película no es una comedia de pastelazo pero tampoco es cruda, tiene una esencia única que utiliza idiomas universales como la música y el amor”, finaliza.
