Miércoles, 24 de Abril 2024

“La Tía Trini”, una luna de miel de trabajo, pasión y dedicación

La empresaria y escritora cuenta cómo fue el proceso de consolidación de su compañía, misma que le ha permitido ayudar a las personas 
 

Por: Alfredo Aceves

Trinidad Terrazas es una mujer que por encima de sus actividades empresariales siempre pone en primer lugar a la familia. Fue precisamente así como conoció todo acerca de la miel, llevándola después a consolidar una empresa que hoy es reconocida y admirada por propios y extraños: “La Tía Trini”.

Trinidad convive y se complementa perfectamente con “La Tía Trini”, llegando a ser más reconocida así. A ella no le molesta, al contrario. Ha sido su empresa y este personaje lo que la ha llevado por un trayecto de plenitud en la parte profesional y le ha permitido ayudar a muchísimas personas.

Además de ser una mujer de familia y una empresaria exitosa, practica desde hace más de 10 años el yoga, una rutina que se ha vuelto fundamental para mantenerse en equilibrio físico y espiritual. Es asidua lectora, hábito que la ha llevado por el mundo de la escritura y  le ha permitido compartir experiencias y  conocimientos en dos libros. Tiene una relación cercana con la música. Le encanta tocar la guitarra, cantar y bailar con familia y  amigos.

Los obstáculos en el camino

El primer obstáculo con el que se enfrentaron Trinidad y Juan fue  la cultura del consumo de la miel, ya que la gente estaba acostumbrada a comprar miel quemada y la pura o cristalizada no era algo habitual. Cambiar los hábitos de consumo y promover una nueva cultura fue su primer gran reto.

Para hacerlo crearon sus propios recursos de comunicación, abriéndose espacios en la radio, luego con folletos, revistas y con libros. Con estas herramientas dieron a conocer las ventajas de consumir miel de la más alta calidad.

Otro momento aún más difícil fue cuando llegó un temporal de abejas africanas a México. Recuerda que el ambiente de consumo de miel dio un giro adverso. Muchos apicultores se asustaron y vendieron sus colmenas.

Sin embargo, ellos mantuvieron la calma y en vez de vender, compraron colmenas. Lo cual, a la vuelta de la crisis, cuando los tiempos atemperaron, la estrategia asumida les permitió crecer y consolidarse. De una crisis lograron salir victoriosos y con mucha mejor posición estratégica en el mercado.

Su ruta del éxito

Pasión. Hacer lo que haces con convicción y amor.

Esfuerzo. Saber que los resultados sólo podrán darse con mucho trabajo y no serán inmediatos. Cuando se quiere tener una empresa exitosa se debe administrar con responsabilidad y en austeridad.

Paciencia. Los resultados no vendrán de un día a otro, de hecho, habrá uno que otro fracaso que superar y sólo se llega sacrificando pequeños placeres de corto plazo para obtener grandes rendimientos en el largo plazo.

Disciplina. Ser metódico y constante, no descuidar cuando se crea que el barco va a flote ni desviar la atención de las cosas claves para tu empresa.

Actitud. Siempre creer en ti mismo y en tu proyecto.

TELÓN DE FONDO

Los primeros pasos del negocio

Los comienzos de “La Tía Trini” fueron totalmente fortuitos y surgieron precisamente de actividades familiares. Todo empezó cuando su primer esposo, Juan Plascencia (QEPD), llegó a su casa, en el pueblo de Santa Anita, con tres colmenas con el único propósito de consumir miel 100% pura.

Al tiempo, Trinidad fue interesándose en la miel. Mientras su esposo se dedicaba a la apicultura, ella fue introduciéndose en la apiterapia. En aquellos tiempos (años 70) no existía el negocio de la producción de jarabes de miel o propóleo. Al principio, recuerda con cierta nostalgia, eran vistos como los locos de la familia. Sin embargo, otro hecho imprevisto y accidental le dio rumbo a lo que sería una muy fructífera actividad.

Su hija Vanesa, de entonces tres años, llevaba mucho tiempo con una bronquitis asmática que no curaban ni medicinas, ni los médicos que las recetaban. Trinidad entonces utilizó como último recurso los conocimientos que hasta el momento había adquirido y preparó un jarabe de miel, propóleo y hierbas expectorantes. Un remedio casero que sería el principio de su andar como empresaria.

Su jarabe curó a Vanesa y una vez que familiares y amigos también probaron sus propiedades curativas, la fama del producto fue aumentando al igual que su demanda.

Fue entonces que le dieron nombre al jarabe: “Leyenda dorada”. Lo etiquetaron, hicieron la marca “La Tía Trini” en honor a su creadora y lo empezaron a ofrecer en tiendas naturistas. Así arrancó una empresa familiar del sector agroindustrial, con 40 años de vida, con un crecimiento impresionante, diversificando sus productos (jabones, shampoos, dulces, cremas, energéticos, extractos, etcétera) y además generando actividades colaterales como programas de radio, folletos y libros.

Los retos por venir

Actualmente “La Tía Trini” vive un proceso de transición. Juan Bernardo Plascencia, su hijo, se está consolidando como cabeza de esta emblemática empresa. 

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