El estadio Olímpico Universitario fue testigo de una noche mágica para Cruz Azul. En la jornada 13 del Apertura 2025, la Máquina venció 2-1 al América con una actuación heroica de Nacho Rivero, quien ingresó desde la banca para cambiar el destino del Clásico Joven y devolverle la sonrisa a la afición celeste.El arranque fue parejo, con un Cruz Azul decidido a imponer condiciones pese a las ausencias de Willer Ditta, Kevin Mier y el propio Rivero. El dominio era azul, pero el gol se negaba a caer. América resistía gracias a las intervenciones de Andrés Gudiño y Jorge Rodarte, en un primer tiempo que se jugaba más con el corazón que con la cabeza.La tensión se apoderó del partido al minuto 29, cuando Víctor Dávila salió lesionado y Alejandro Zendejas tomó su lugar. Los de Coapa parecían recuperar el control y al 31, Brian Rodríguez silenció CU con un gol que hizo estallar a los aficionados americanistas presentes. Sin embargo, la respuesta cementera no se hizo esperar.Apenas dos minutos después, Gabriel “Toro” Fernández apareció en el área, empujó el baló, venció a Luis Malagón y empató el marcador. Su festejo, desafiante, fue un grito de alivio para toda la nación celeste. A partir de ahí, Cruz Azul tomó impulso y empezó a jugar con más determinación, empujado por una afición que no dejó de creer.El segundo tiempo trajo consigo la figura de Nacho Rivero. El uruguayo ingresó con actitud, liderazgo y energía. Bastaron unos minutos para que se convirtiera en el protagonista. El uruguayo aprovechó un balón afuera del área y marcó el 2-1 definitivo, desatando la locura en CU. Su gol valió tres puntos y un triunfo que sabe a gloria.