Despertar la curiosidad sobre la danza siempre ha sido uno de los objetivos de Larissa González, bailarina y directora tapatía quien ahora aprovecha los espacios públicos para germinar esta disciplina más allá de los escenarios convencionales.De la mano de “Elogio de la locura”, Larissa González se sumó a la segunda edición del Festival Sucede de Guadalajara, y con sus dos últimas funciones programadas para este jueves y sábado y diversos parques de la metrópoli, constata que los creadores escénicos cada vez tienen más retos para culturizar al espectador que por alguna u otra razón, son ajenos a la danza y jamás han estado de frente a un escenario profesional.Haciendo una mancuerna especial entre la danza y el humor del clown, Larissa González adaptó la obra de Erasmo de Róterdam a un espectáculo en donde el público se integra por completo a su contenido que además de movilizar al cuerpo y reflexionar con comedia sobre las tragedias, logran que el espectador más apático e inexpresivo termine bailando como los cientos de niños que han disfrutado de “Elogio de la locura” desde hace un par de temporadas.“A la locura yo la encuentro como una cualidad y esta novela habla de la necedad y cómo a través de ésta se ha salido adelante, como la locura ha sido un detonante que ha llevado al descubrimiento y ha cosas buenas. Desde mi perspectiva esta obra es una sátira, una burla a los convencionalismo sociales, cada personaje hace una crítica a todas las características que tienen los siete pecados capitales y como en nuestra locura nos podemos encontrar en éstos”.Será en los parques de Rubén Darío y “Amarillo”, donde “Elogio de la locura” presente sus dos últimas funciones en la que siete artistas se apoderan del espacio público apoyados por el profesor de clown, Rafael Rosas: “A partir de lo lúdico del clown abordamos el elogio de la locura, no es una historia lineal, hay amor, tristeza. El clown es para la danza una gran riqueza, analiza su personaje desde su propia vulnerabilidad, de la fragilidad humana”.Larissa González destaca que esta sinergia entre el clown y la danza la presentó por primera vez en el festival de danza internacional de la Habana “Paisajes Urbanos”, pensando desde entonces la adaptación necesaria para ser llevada a espacios abiertos y a público que pudiera ser ajeno completamente a la expresión dancística. “Ha sido un reto y una constante preparación. El clown ofrece una interacción directa con el público y acerca indistintamente de muchas formas, el público incide en ella. Cada vez que vamos a un lugar distinto, el público reacciona diferente en cada función. Si bien puede ser un público no tan frecuente de los teatros, como creador tiene que ir más allá, salir de la cuarta pared, el que le gustes a un público que no sabe de danza”.
