La música es un universo de posibilidades. Es algo fuera de nosotros, pero también dentro de nosotros, que nos permite conectar con partes profundas nuestras y con el otro, es un vínculo en el que no siempre son necesarias las palabras ni el idioma, porque establece raíces desde la experiencia del sentir. El maestro venezolano Gustavo Dudamel llevó la música a un terreno mayor de la inspiración; trabajando con un grupo de músicos sordos y, tras una entrega total en los ensayos, el director de orquesta se propuso llevar a escena, por medio del lenguaje de señas, la ópera "Fidelio", de Beethoven.La obra, que fue compuesta por el músico legendario cuando se adentraba en la realidad inminente de su sordera, sirvió como punto de partida para que el maestro Dudamel se adentrara en una comprensión más profunda de Beethoven por medio de músicos sordos y, sobre todo, como una manera de dignificar, dar espacio y visibilidad a un mundo del que pocas veces se ha hablado: los músicos sordos también existen, están presentes, y son la muestra irrefutable del poder sanador, universal e incluyente de la música.La historia de cómo esta opera se llevó a puerto puede disfrutarse en el documental "El canto de las manos", dirigida por María Valverde -esposa de Gustavo Dudamel-, y el cual será proyectado en el Festival Internacional del Cine en Guadalajara (FICG). El maestro Dudamel, en entrevista con EL INFORMADOR, compartió cómo este proyecto colaborativo le permitió adentrarse como nunca en el universo musical de Beethoven. Y, lo más importante, cómo logró dignificar a este grupo de músicos sordos de Venezuela, permitiéndonos verlos, darles su lugar, y reconocerlos."Este proyecto predimensionó mi apreciación hacia no solamente Beethoven, sino hacia la música como un elemento transformador de la humanidad, de la sociedad, de la comunidad", cuenta Gustavo Dudamel. "Y de una manera muy poderosa, porque la música es belleza, es algo sublime. Es un elemento nuestro que implica la sensibilidad, la creatividad, entonces realmente me lo me lo enriqueció"."El canto de las manos" se adentra en las vidas de estos músicos sordos, cada uno desde su respectiva trinchera y carencia, luchas diarias y retos, felicidades y tristezas. El documental no se enfoca tan solo en el montaje de "Fidelio", sino que conocemos de cerca las intimidades de sus protagonistas más allá de la música. El maestro Dudamel explicó que este enfoque provino de su esposa, directora del documental, para mostrarnos esas otras caras de la realidad que no vemos. "María abordó con una sensibilidad impresionante todo esto porque lo hizo de una manera muy sutil. Estando presente, pero sin invadir, mostrando una realidad que no nos damos cuenta que existe. De esto es lo que se trata realmente. Mostrar a través de la vida de estos chicos cómo se transforman a través del arte", explica el director de "El canto de las manos". "Las carencias, las necesidades, los sueños, los retos, la vida cotidiana de estos chicos: cómo todo se enriquece. No busca dar lástima, sino dignificar". "La madre Teresa de Calcuta decía que lo peor de ser pobre no es lo material: es no ser alguien. Entonces el ser escuchado, el ser visto, el ser representado a través de algo tan sublime como el arte, es en la verdadera integración, es en la verdadera forma de poder. Hacer justicia a esta a esta comunidad que ha sido relegada simplemente por falta de educación. Si ampliáramos un poco más nuestro aspecto educativo, poder mirar más al otro, poder contemplar, poder ver, poder entender estaríamos hablando no de comunidades excluidas y apartadas, sino que entenderíamos que estamos a la par"."El canto de las manos" le permitió a Gustavo Dudamel tener conciencia plena de la música como motor de cambio y catalizador social; es una fuerza poderosa que da nombre y es refugio, que no marca distinciones. La música es más que ruidos y sonidos, más que un buen momento, un distractor. La música cambia vidas, penetra almas y abre nuevos caminos rumbo a la diversidad y la inclusión."Esto lo comenzamos sin saber a dónde iba, pero sí con la intención de que estos chicos y que esta comunidad fuera vista. Evidentemente aunado a ello un éxito artístico que ellos han tenido, y que lo hace aún mucho más poderoso. Tienes que tener tacto para hacerlo y todo esto recae enteramente en la dirección del documental, en cómo se cuenta la historia, en cómo se lleva a cabo. Este este el resultado de un sueño colectivo, de la música como una herramienta poderosa de transformación social. Esto hace que todo esto vaya mucho más allá del aspecto de escuchar la música o de entretener a alguien. Esto es un poder transformador, y yo creo que "El canto de las manos" hace justicia a todo ello", finalizó el director.SV