En la actualidad, las ciencias naturales (biología, ecología, climatología, etc.) y el activismo ambiental buscan promover la conservación, mantenimiento y restauración del mayor número de áreas naturales posibles, con el fin de evitar las consecuencias derivadas de la pérdida de biodiversidad, la contaminación del agua y del aire, y la destrucción y fragmentación del hábitat.Sin embargo, a pesar de estos nobles y arduos esfuerzos, cada día que pasa se vuelve más complicado mantener separados el medio natural del medio humano, sin que sus respectivas esferas de influencia converjan entre sí. Con el aumento progresivo de la población y la necesidad de construir nuevas edificaciones y ampliar los centros urbanos que satisfagan la constante demanda de espacio, se vuelve necesario un cambio de enfoque.¿Y si lo más viable no es frenar el avance del medio humano, sino adaptarlo y acoplarlo al medio natural? Quizás lo que necesitamos es que científicos, activistas ambientales, arquitectos e ingenieros civiles trabajen en conjunto para planear, diseñar y edificar condominios, avenidas, calles y centros urbanos que sean más inocuos y aptos para que una amplia variedad de seres vivos pueda instalarse (aves, reptiles, pequeños mamíferos, etc.) o moverse a través de ellos (mamíferos de tamaño medio o grande). Aumentar las áreas verdes (parques, avenidas arboladas, jardines en azoteas, etc.), emplear materiales de construcción menos contaminantes (bambú, corcho, hormigón reciclado, etc.), crear corredores biológicos por donde pueda cruzar la fauna y recrear en cada construcción las funciones ecológicas de los ecosistemas (regulación del clima, mantenimiento de la biodiversidad, purificación del agua y del aire, etc.) son algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo para conseguir dicha meta.Aunque esta idea ya ha sido propuesta e impulsada por múltiples actores a lo largo del tiempo (la ONU, por ejemplo) y se ha formalizado en la Nueva Agenda Urbana, adoptada en la Conferencia Hábitat III en Quito en 2016, se requiere del compromiso y apoyo unánime de cada uno de los países y gobiernos del mundo por igual. Esto con la finalidad de establecer nuevas políticas, leyes y normas globales dirigidas a construir urbanizaciones sostenibles y/o reacondicionar las ya existentes. Además, serían los gobiernos, junto al resto de especialistas, quienes establecerían las nuevas condiciones y oportunidades de negocio basadas en esta idea que atraigan a empresarios interesados en invertir.Antes de terminar, hay que resaltar el importante rol que jugamos los ciudadanos de a pie para que esta visión en apariencia utópica e inalcanzable pueda ser extraída del mundo de los sueños y plasmada en la realidad. Tal vez te surja la pregunta: ¿cómo puedo yo contribuir? Si no uniéndote a campañas ambientales o movimientos ecologistas, sí promoviendo el cuidado al medio ambiente desde el ámbito personal a través de pequeñas acciones como cuidar el agua, reducir el uso del vehículo o regular nuestra conducta consumista. Porque, antes de siquiera intentar cambiar al mundo, primero hay que empezar por uno mismo y nuestros hábitos.Crónicas del Antropoceno es un espacio para la reflexión sobre la época humana y sus consecuencias producido por el Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara que incluye una columna y un podcast disponible en todas las plataformas digitales.Sergio Gutiérrez Sánchez es licenciado en biología, titulado con mención honorífica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en Morelia, Michoacán. Actualmente, es coordinador del podcast “Científicxs tras bambalinas” de la Federación Unida de Ciencia en México. Asimismo, también dedica su tiempo a la escritura de obras literarias.