Jalisco

Escuchaban gritos de ayuda, pero creían que era un anexo

Vecinos de la calle Salvador M. Lima pensaron que el lugar de donde rescataron a nueve personas privadas de la vida se trataba de un lugar donde internaban a personas con adicciones

Por las madrugadas se escuchaban muchos gritos, lamentos, golpes e insultos por las calles aledañas a la casa de seguridad localizada este jueves en la colonia Insurgentes; sin embargo, la gente trataba de no tomar en cuenta aquello, pues creían que los ruidos provenían de un anexo donde internaban a personas con adicciones.

La mañana de este jueves, vecinos de la calle Salvador M. Lima, desde Hilaria Ríos hasta Ana Maria Sánchez, vieron con sorpresa que a lo largo de toda la calle había decenas de patrullas estacionadas, ambulancias y acordonamientos por doquier.

Un grupo de mujeres señalaron que ese lugar estaba en renta desde hace varios meses; después le quitaron el letrero pero no sabían nada de los que ahí llegaron.

Una vecina, quien reservó su nombre, contó que antes de hallar la calle sitiada por la mañana, no sospecharon que en la finca asegurada mantenían a nueve personas privadas de la libertad, pese a que meses antes escucharon ruidos perturbadores.

"Así como que pedían auxilio en la madrugada, nada más pedían auxilio, es todo, gritos como que los torturaban a ciertas horas, pero de eso hace tiempo atrás. La señora de enfrente también los escuchaba, se atravesaba y decía, 'oye, ¿no escuchaste? Pues sí, pero no sabemos de dónde'".

Al investigar pensaron que todo provenía de una casa de rehabilitación a unas cuadras de ese lugar.

Un par de niños contaron que hace unos dos días empezaron a escuchar llamados de ayuda. "Pasaba como en la madrugada, se escuchaban gritos y gritaban groserías, y que decían, '¡ya, ya, ya!'", dijo uno de ellos.

El otro comentó que por la mañana, a eso de las nueve, arribaban personas que metían a la casa a jóvenes tomándolos de la nuca. "Llegaban en una camioneta y en un carro negro, pero tenían los vidrios bien oscuros, oscuros, oscuros".

La vecina comentó que en la zona, pese a estar a solo dos cuadras de la Academia de Policía de la Secretaría de Seguridad del Estado, es común presenciar hechos delictivos.

LS

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