Jalisco

Cómo las universidades forjan líderes y no solo profesionales

Universidades deben impulsar habilidades distintivas para mejorar empleabilidad, liderazgo y diferenciación en el entorno laboral

En las universidades formamos personas capaces de contribuir con valor a la sociedad, y esto puede entenderse -en su aspecto más práctico- como el proceso de dotar a los alumnos con las herramientas necesarias para desempeñarse con excelencia en el ámbito profesional, y buscamos apoyarlos a acceder a mejores oportunidades laborales, potenciando que su desempeño profesional genere prestigio.

En este contexto, las nociones de competencias centrales, competencias distintivas y ventajas competitivas, descritas por la Dra. Ann Mooney en su artículo al respecto, publicado en Journal of Education for Business en 2007, resultan sumamente pertinentes. Aunque se enfocan para el ámbito empresarial, estas categorías aplican con gran claridad al desarrollo profesional de las personas.

Las competencias centrales son aquellas habilidades o capacidades fundamentales que definen a un profesional dentro de su disciplina: abogado, médico, electricista, ingeniero, etc. Son capacidades o habilidades que debe tener para generar valor para los demás desde su práctica profesional. Sin embargo, si nos quedamos en este nivel, la competencia será fuerte, ya que competirá a la par con cualquier otro profesional en su especialidad.


Las competencias distintivas, en cambio, son aquellas cualidades adicionales que permiten a un profesional diferenciarse de sus pares. Estas deben ser visibles y valoradas por empleadores, clientes o aliados estratégicos. Su dificultad de imitación es clave: entre más difíciles de replicar, mayor será su impacto como factor de diferenciación. Estas competencias abren paso a mejores salarios, acceso a cargos de mayor jerarquía o trayectorias de desarrollo aceleradas.

Finalmente, las ventajas competitivas son aquellas capacidades, habilidades, o incluso recursos, que hacen que un profesional sea percibido como “único” ante el mercado. Estas ventajas generan una posición de liderazgo o influencia, y le otorgan mayor autonomía y poder de decisión en su ejercicio profesional.

Así, la misión formativa de las universidades no termina en entregar competencias básicas, sino en formar personas que destaquen, trasciendan y lideren. Porque una universidad que verdaderamente transforma no solo prepara para el trabajo: prepara para que sus egresados marquen diferencia y ayuden a impactar positivamente en la sociedad.

Dr. Francisco Orozco Argote, Vicerrector de la UP

CT

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