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Adán y el empobrecimiento inexplicable

Vaya si son distintos. En la época neoliberal hubo muchos casos de corrupción por enriquecimiento inexplicable; con la 4T estamos ante el primer caso de corrupción donde lo que se denuncia es empobrecimiento inexplicable. Sí, aunque usted no lo crea, Adán Augusto López perdió 30 millones de pesos en el sexenio de López Obrador. Bueno, al menos eso dicen sus declaraciones patrimoniales.

En 2019, el señor de las cuentas chuecas y los ranchos más productivos del país decía tener activos por 34 millones de pesos. Cinco años más tarde, en su declaración patrimonial, solo tenía 3.5 millones. Se esfumaron de la nada joyas, centenarios, una Suburban y seis propiedades. Pero no se preocupe, el señor quita, pero también da, y cuando da lo hace a manos llenas. Así como al senador tabasqueño le desaparecieron de la nada 30 millones de pesos, también de repente le aparecieron 80 millones en nuevas propiedades no declaradas y muchas, muchísimas cabezas de ganado.

Las inconsistencias en las declaraciones y escondijos patrimoniales del exsecretario de Gobernación y excandidato a la presidencia son suficientes para abrir una investigación de oficio, tanto desde la Auditoría Superior de la Federación como desde el propio SAT. De hecho, así lo pidieron algunas personas del maltrecho sistema anticorrupción, pero no solo las batearon, sino que los sabotearon desde dentro del mismo sistema.

Al igual que el cántaro de la piñata, nunca se sabe cuál golpe es el que derrumba a un político. La piñata llamada Adán ya se ve maltrecha y desvencijada. Le han dado a llenar, por turnos bien formados, desde medios débiles de Tabasco hasta los más fuertes, como Televisa (ahora N+). Da la impresión de que la cola está organizada desde Palacio Nacional, que esta fiestecita está planeada para debilitar al tabasqueño. Sin embargo, desde hace al menos un mes esta misión estaba cumplida: no hay manera de que Adán Augusto se levante de un desprestigio político como el que se carga. La duda, entonces, es si el objetivo final de la campaña es otro o si bien el gobierno de Claudia Sheinbaum perdió ya el control de la narrativa contra Adán Augusto, con las implicaciones que ello puede tener para la marca Morena.

Si algo ya no pueden presumir los de Morena es que ellos no son corruptos, que con ellos se acabó la corrupción: cada escándalo supera al anterior en lo burdo y en los montos. Solo en los últimos meses tenemos desde los vulgares contratos para beneficiar a familiares o a la pareja de Álvarez-Buylla en Conacyt, hasta el huachicol fiscal, el fraude al erario más grande que se haya documentado en este país.

Eso sí, les queda la certeza de que no son iguales, pues solo los cuatroteros tienen un caso registrado y documentado de empobrecimiento inexplicable por corrupción. Salud.

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