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Tasas altas, superpeso, inflación terca

El 22 de marzo la Junta de Gobierno del Banco de México votó por bajar la tasa de referencia en 0.25 puntos. De un 11.25 a un 11 por ciento. El primer cambio hacia abajo en tres años.

Esta tímida reducción en la tasa de referencia se pensaba que sería la primera de varias que se darían en el año, producto de que las altas tasas ya estaban haciendo su trabajo de provocar que la inflación fuera bajando. Lo que en general se trata de buenas noticias, ya que una inflación menor, no solo está asociada a tasas de interés más bajas, sino a una menor velocidad con la que los precios suben y por lo tanto, a una menor velocidad con la que nuestro dinero pierde poder de compra.

Entonces parecía que se abría un “ciclo descendente de tasas” en el Banco Central, sin embargo, todo parece indicar que no habrá tal ciclo descendente y que las tasas altas se mantendrán por mucho más tiempo del que se esperaba.

Recordemos que la inflación tope la tuvimos en México en septiembre del 2022, cuando alcanzamos una inflación anual del 8.7 por ciento. Banxico no perdió el tiempo y se dedicó a subir su tasa de interés.

Contar con tasas de interés altas, suena buena idea para quienes ahorran dinero, pero resulta en una pésima noticia para quienes tienen créditos o piensan pedir uno. De hecho, tasas de interés tan altas se han convertido en la principal razón por las que nuestro peso le había venido ganando al dólar. Muchos de los ahorros del extranjero veían a México como el lugar en donde podían traer sus inversiones de capitales, invertirlos en algún instrumento financiero y ganar intereses muy superiores a los que se pagan fuera del país.

Entran los dólares a México por montones, se invierten en pesos y resulta que generan una abundancia de dólares que provoca que su precio baje. Así el valor del dólar se reduce.

Simplemente considere que mientras que en los Estados Unidos un inversionista podía recibir un 5 por ciento de interés, moverlo a México le significaba más que duplicar sus ganancias.

Un dólar muy barato representa una pérdida de dinero y de competitividad para los miles de productores y exportadores nacionales que al valer menos el dólar, reciben menos pesos por su trabajo.

Incluso las famosas remesas se han visto afectadas, ya que mientras que antes el envío promedio que registraba el Banco de México andaba por los 350 dólares, ahora con un tipo de cambio no a 20, sino a 17 pesos, representa que esos mismos 350 dólares ya no compran lo mismo que antes.

Entonces los migrantes enfrentan dos opciones: o mandan más dólares o les dicen a sus familias que compren menos cosas en México.

El turismo es otro sector afectado, ya que ahora los destinos en México resultan más caros en comparación con las posibles alternativas. Un turista norteamericano entonces tiene la opción de venir a Cancún o a Puerto Vallarta, o también muchos otros destinos que podrían ser más baratos e igual de atractivos, como Bahamas o Jamaica.

Un dólar barato afecta al sector productor nacional, mientras que beneficia solamente a quienes compran cosas del exterior.

El problema es que la inflación se ha estancado y al parecer ha dejado de bajar. Lo que pone en aprietos el plan de Banxico de seguir con las bajas en las tasas de interés que ya tenía en mente. Tasas altas por mucho más tiempo, significará menor número de créditos y una economía mucho menos dinámica de la que se esperaba para este 2024.

De hecho, este primer trimestre la economía mexicana muestra un crecimiento de 0. Se ha estancado desde septiembre del 2023 y no se ve cómo se vaya a revivir. Tan en pausa está la economía, que ni las carretadas de dinero tirado en las campañas políticas se ve que esté reanimando el consumo.

2024 luce mucho menos prometedor que 2023.

Israel Macías López  
 

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