Río Santiago, “vector de muerte”
Retomo la frase que hace cuatro años y medio soltó, luego de hacer un recorrido para conocer de cerca el ecocidio en el Río Santiago, el español Pedro Arrojo, entonces nuevo relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el derecho humano al agua potable, quien advirtió que el ecosistema de este cuerpo de agua estaba tan deteriorado que había pasado de ser “clave de vida a un vector de enfermedades y muertes”.
Gobiernos y promesas van y vienen, pero el saneamiento del Río Santiago nomás no se hace realidad y su degradación continúa afectando la salud y provocando la muerte de habitantes de las comunidades aledañas.
Ahora fue una investigación que hizo mi colega Alejandra Parra Grande, de N+ Guadalajara, en colaboración con la unidad de investigación N+Focus, la que demostró las enfermedades que siguen provocando los metales pesados que se vierten impunemente en ese río.
En el primer día del Gobierno de Enrique Alfaro el 6 de diciembre de 2018, a las orillas del Río Santiago, prometió que sería una prioridad de su administración limpiarlo para su recuperación. Casi seis años después y luego de una inversión de 7 mil 333 millones de pesos, que aseguró, se hizo en infraestructura y acciones de saneamiento, presumió en una costosa campaña de propaganda, que este río había “revivido”.
Días antes de acabar su sexenio, sin embargo, reconoció que lo hecho no había sido suficiente y que su limpieza total se podría alcanzar hasta el 2050, siempre y cuando su sucesor continuara con esos trabajos.
Por eso sería muy oportuno saber si el Gobierno de Pablo Lemus hizo ya un diagnóstico de cómo recibió el Río Santiago y cuál fue el grado de avance en el combate a la contaminación de ese cuerpo de agua, y sobre todo, en su saneamiento luego de esa multimillonaria inversión que su antecesor asegura que se hizo para ese propósito. Y desde luego saber también, cuál será la estrategia de su Gobierno para enfrentar este enorme reto medioambiental.
En el desastre al ecosistema del Santiago, segundo río más largo de México que nace en el Lago de Chapala y luego cruza Jalisco y Nayarit para desembocar en el Océano Pacífico, llevan también responsabilidad las autoridades municipales, y sobre todo también, el gobierno federal que se ha desatendido de la obligación de su preservación.
Por eso es alentador que la Presidenta Claudia Sheinbaum haya señalado en su primer informe de Gobierno el lunes pasado, tanto en su mensaje como en el documento escrito que entregó al Poder Legislativo, que el rescate del Río Santiago es una prioridad de su Gobierno, en coordinación con las autoridades estatales y municipales. Ojalá esta vez no se quede en el discurso y este afluente vuelva a ser “clave de vida” y no más “vector de muerte”.