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Revisitando el efecto Diagonal Manuel Cambre: lo extraordinario

Es un caso insólito en la ciudad. Un grupo de vecinos que decidió, propuso y obtuvo la opción de convertir una calle, su calle, en un jardín público, vecinal. Es el primer tramo de la diagonal Manuel Cambre, en la linde noreste de un rumbo que ahora se conoce genéricamente como Santa Teresita.

“La vida de barrio salvará la ciudad”, acaba de declarar Jaime Lerner, tres veces alcalde de Curitiba, Brasil, quien transformó su ciudad con medidas sencillas. Es lo que ha sucedido con esta calle ubicada entre Nicolás Romero y Chilardi. A partir de ciertas dificultades, sucedidas hace más de dos décadas, con el uso de la calle por un tianguis que destruía la convivencia vecinal, las buenas personas del lugar cambiaron el ruido, la contaminación y la permanente invasión automovilística por jardines.

En vez de manchas de aceite y baches, surgieron árboles, plantas, plazuelas y bancas. Un día cualquiera es posible compartir tranquilamente este inédito logro con el barrio. Casas sencillas, bien arregladas, niños, viejos, gente grande que conversa o se ocupa de sus cosas. Quizá sea el único caso en Guadalajara y en muchas partes en donde tal medida haya sido aplicada, y además con gran éxito.

De la radical medida no perecen haber derivado más que ventajas y bondades. Abundan las bicicletas y la gente camina al mercado y a otros servicios sin problemas. Seguramente quienes tienen coche encontraron alguna alternativa sencilla para conciliar ese hecho con la ausencia de cualquier tráfico automotor frente a sus casas.

Ebenezer Howard, el gran teórico inglés de la ciudad jardín de principios del siglo XX hubiera estado encantado con este fenómeno. Estas dos o tres cuadras de verdura generan un ambiente salubre desde el punto de vista fisiológico, y sano desde la perspectiva de la convivencia ciudadana. Es un exitoso experimento que nadie, entre los sesudos teóricos de la ciudad actual, parece haber notado y estudiado. La diagonal verde es una medida radical, casi revolucionaria en un contexto cada vez más deshumanizado y dominado por los motores de combustión interna y su letal contaminación.

Ciertamente, el efecto Diagonal Manuel Cambre puede y debe ser reproducido en muchos rincones tapatíos. Con tino, prudencia, con las providencias debidas; pero con audacia e imaginación. Porque además esa política se inscribe en otro concepto acuñado por Jaime Lerner: la acupuntura urbana. Acciones puntuales sobre el tejido citadino que promueven el bienestar de zonas mucho más amplias, que se van uniendo entre sí y generando la transformación positiva del entorno.

Las objeciones puden ser múltiples a primera vista. Antes de formar opiniones al respecto convendría darse una vuelta por la calle en cuestión. Al ir exactamente en sentido contrario de la demencial inercia por los coches se obtiene un hábitat digno, agradable, bonito y propicio a la convivencia. Todos los estudiantes de arquitectura, toda la gente que busca una mejor ciudad debieran visitar y estudiar, y luego buscar replicar adecuadamente una medida, la de la Diagonal Manuel Cambre, que es una no por humilde menos señalada aportación al desarrollo de la ciudad contemporánea.

jpalomar@informador.com.mx

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