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Reforma Judicial en Jalisco: el riesgo de legislar con prisa

A principios de este año se presentaron distintas propuestas para armonizar la legislación estatal a la reforma judicial a nivel federal, cada partido político presentó la suya; el gobernador, hizo suya y presentó una propuesta trabajada por varias universidades, la iniciativa privada y colegios de abogados, todas las propuestas durmieron el sueño de los justos, hasta que el lunes pasado en la Comisión de Puntos Constitucionales y Electorales se aprobó un dictamen para ser discutido en el pleno del Congreso.

Lo primero que podemos pensar al leer o al escuchar la noticia, es que por fin se está avanzando en el tema; y es correcto, cuando se debe discutir una reforma tan importante como la reforma judicial, es muy importante no estancar el tema. Pero ¿por qué es tan importante la reforma judicial? Por muchos motivos, pero se me vienen a la mente dos: primero, porque son las personas juzgadoras, querido lector, las que pueden decidir en un momento determinado sobre nuestra libertad, sobre nuestro patrimonio y como hemos visto también respecto a nuestra salud, al emitir las órdenes judiciales para que contemos con los medicamentos que requerimos para conservarla; y segundo, porque en un país en el que se cuenta con un poder ejecutivo, un poder legislativo y un poder judicial, es el poder judicial el fiel de la balanza, el que garantiza que el poder no se concentre en un solo partido o persona.

Ahora bien, si es tan importante el papel que juega el poder judicial en nuestra sociedad, debemos procurar que las personas juzgadoras tengan la mayor preparación y capacidad posibles. Por ello, el poder judicial no debe ser sometido a elección popular, las decisiones judiciales la mayoría de las veces no son y no pueden ser populares; desafortunadamente eso, por el momento no es opción, porque nuestra Constitución establece que quienes sean designados como personas juzgadoras, lo serán  en virtud de una elección popular, el reto que tenemos hoy en día, al menos todavía en Jalisco, es que las personas que lleguen a las boletas sean las personas con la mayor preparación posible, que sean reconocidas por una conducta intachable, y que cumplan con esos requisitos independientemente del poder público que los postule.

Jalisco tiene hoy una oportunidad histórica para fortalecer su Poder Judicial. Pero si la prisa política suplanta la reflexión jurídica, lo que se reformará no será la justicia, sino su independencia. La justicia no se construye con mayorías momentáneas, se edifica con prudencia, con técnica y con respeto al orden constitucional.

Reformar el Poder Judicial no es una carrera de velocidad, sino una obra de Estado. Y como toda obra seria, requiere cimientos firmes: razón, derecho y mesura, pero sobre todo condiciones que garanticen la autonomía del poder judicial y que como hemos señalado, que la legislación aprobada garantice que las personas que sean elegidas sean siempre las mejores para ser sometidas a la elección popular, de lo contrario sucederá lo que vemos que ha pasado en otros estados: personas que no conocen los procesos judiciales y que terminan renunciando porque se dan cuenta que dictar una sentencia no es tan fácil como se imaginaban o como se les hizo creer.

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