Los siete reaparecidos
La noticia circuló desde el fin de semana: siete personas que estaban reportadas como desaparecidas en diferentes casos fueron liberadas. Las siete, seis varones y una mujer, se encuentran bien de salud (físicamente, al menos) y ya están en su entorno familiar. Ayer debían declarar en la Fiscalía General del Estado, en un asunto que está muy embrollado, pero que el mismo gobernador Pablo Lemus ligó con el multihomicidio cometido en la muy tapatía colonia San Andrés el pasado 21 de agosto, y que dejó el saldo fatal de cuatro personas sin vida, una pareja y sus dos hijos menores, que habían venido a Guadalajara desde Michoacán.
Al margen de la investigación y las explicaciones, la liberación de los siete es una buena noticia en un contexto adverso, porque Jalisco, con sus más de 15 mil 360 casos de desaparecidos, padece el estigma de ser la entidad federativa del país con más desapariciones de personas.
Entre quienes ahora se cuentan como “reaparecidos” figuran “Frany”, la artista que había desaparecido en condiciones ilógicas. También están Gary Omar Silva, Héctor Manuel Valdivia y José Manuel Arredondo; los tres habían sido “levantados” en el contexto de la investigación del multihomicidio antes citado.
Aunque en la Fiscalía se había indicado que no encontraban nexos entre “Frany” (Francisca Arteaga) y otros tres desaparecidos, los cuatro estaban identificados en un mismo espacio, la Galería Casa Natalia. Así, entre los liberados aparecen también Abraham Pacheco, Gustavo Torres y Rodrigo Vázquez.
Las primeras declaraciones sobre esta afortunada liberación de los siete desaparecidos las hicieron ayer el gobernador Pablo Lemus y el secretario general de Gobierno, Salvador Zamora. La situación todavía está por explicarse, tanto así que incluso hubo contradicciones entre el mandatario y el secretario.
Pero, de inicio, llama la atención que, a pesar de haber estado privados de la libertad tanto tiempo, por ninguno de ellos se pidió rescate; ninguno tampoco recibió maltratos físicos graves, es decir, no fueron golpeados ni mutilados, al menos hasta donde se ha informado.
Y también, al menos en cuatro de los siete casos, no aparece ningún hilo conductor que los ligue con la muerte de la familia de michoacanos que aparecieron en San Andrés.
Una enorme fortuna, sin duda, es que, después del dramático final de una familia, incluidos sus dos hijos menores de edad, a estas personas se les pueda contar ahora como reaparecidas.
Parte de los compromisos de Pablo Lemus, cuando aún era gobernador electo y no había entrado en funciones, era combatir con nuevos bríos la terrible realidad de los desaparecidos. Es lamentable que políticos jaliscienses en varios cargos públicos, en el afán de hacer críticas al grupo gobernante, señalen repetidamente que Jalisco es el Estado del país con más desaparecidos. Pero sus denuncias no aportan soluciones.
El fiscal del Estado, Salvador González de los Santos, tiene mucho qué explicar sobre el caso de los siete reaparecidos. Primero, porque no hay ningún detenido, y después, porque las dudas alrededor del multihomicidio y los “levantones” carecen de la lógica que comúnmente opera en el crimen organizado.
Quizás, con la solución de este caso, se puedan prevenir y resolver muchas otras desapariciones.