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La migración y la visita de Pompeo

El próximo viernes 13 de julio Mike Pompeo, Secretario de Estado de los Estados Unidos,  viene a México para sostener un encuentro con el Presidente Peña Nieto y con su sucesor Andrés Manuel López Obrador. Es claro que en la agenda de la reunión los temas centrales serán la seguridad, el comercio y la migración. “El secretario reafirmará la alianza entre Estados Unidos y México para combatir organizaciones criminales transnacionales y también la epidemia de opiáceos. También discutirá esfuerzos para incrementar el comercio, reducir la migración irregular y manejar nuestra frontera compartida”, dijo la vocera Heather Nauert.

Seguramente también se abordarán las invitaciones para que el presidente Trump asista a la toma de posesión del próximo 1 de diciembre. De todos estos temas, uno que resulta especialmente delicado es la presión que se ejerce para reducir la migración ilegal de personas que viajan hacia la frontera Norte.

El tema se ha vuelto políticamente muy sensible desde la publicación de las imágenes de los niños separados de sus padres en centros de detención. Para comprender el contexto del problema habrá que decir que hay una clara diferencia entre las personas que deciden migrar hacia otro país por voluntad propia y quiénes buscan refugio por temor de su integridad o la de su familia. Los casos de personas que solicitan protección mediante el asilo o ante organismos nacionales o internacionales de apoyo a refugiados ha crecido de forma sostenida en los últimos años en México. Y en los Estados Unidos hay un endurecimiento de la política de inmigración y de asilo.

Los hechos indican que el número de refugiados tiende a crecer y convertirse en un tema sensible en la política mexicana de los próximos años. Hay 294 mil refugiados y solicitantes de asilo provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador en el Mundo, la mayor parte en México y Estados Unidos. 240 mil niños sin acompañantes han sido interceptados en Estados Unidos y México en los últimos cinco años, 39 mil de ellos fueron interceptados en la frontera Norte en 2017, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.

La atención a los migrantes y a los refugiados es un tema esencial ahora en la relación con Estados Unidos, porque resulta deseable mantener una coordinación que permita ayudar de la mejor forma posible. Sin embrago dado el endurecimiento legal de los estadounidenses, muchos de los migrantes y refugiados seguramente buscarán protección en México y habrá que estar debidamente preparados para atenderles.

En este sentido es crucial la cooperación de ambos países para financiar los programas de apoyo a refugiados y migrantes. La premisa del respeto a los derechos fundamentales pasa por conocerlos, asistirlos con alimentación y con programas de inserción a las comunidades en su caso. La experiencia internacional indica que los países que son espacios de tránsito hacia otras naciones pueden jugar un papel esencial en el manejo de los flujos de refugiados y migrantes. El caso de Turquía es el más reciente: Europa pactó con los turcos que recibirían a todos los deportados que intentaron llegar a cambio de un pago de tres mil millones de euros, como también concesiones políticas y militares. Se ha operado una política de contención con éxito relativo. Un esquema similar parece vislumbrarse en el horizonte para México.

El asunto es muy relevante por el creciente número de personas que llegan a nuestro país y por el aumento de las deportaciones que se practicaron contra migrantes ilegales en México que el año pasado superaron las 80 mil. Según reportes de prensa basados en cifras oficiales solo en los meses de enero y febrero del 2018, según las cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), el gobierno de Estados Unidos deportó a 32 mil 017 mexicanos, mientras que el gobierno mexicano, en ese mismo periodo hizo lo propio con 16 mil 278 extranjeros que ingresaron de manera ilegal. Dicho de otra forma México deporta 220 personas cada día y Estados Unidos prácticamente el doble. No podemos mantenernos indiferentes a una situación que es crítica, porque supone niños aislados, madres angustiadas, personas que duermen con hambre, y una cauda de amenazas por la inseguridad. Pronto veremos si se logra avanzar con los Estados Unidos  en un asunto de esencial humanidad.

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