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Japhet Amador, el dopaje y la ética en la Liga del Pacífico y Charros

La muy severa suspensión por seis meses que la Liga profesional de beisbol del Japón le dictó al infielder y bateador de poder Japhet Isidro Amador Hernández por haber resultado positivo en relación a una sustancia prohibida,  debe ser motivo de análisis y reflexión en cuanto al límite de tolerancia para la permisibilidad en nuestro país a jugadores con sanciones impuestas en otras naciones.

Como es sabido, al toletero e infielder nacido el 19 de enero de 1987 en la ciudad de  Mulegé, en Baja California Sur, que es conocido entre la afición de Charros de Jalisco —su equipo como jugador en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP)— como “El Cachorrito” y también con el apodo de “El Gigante de Mulegé”, que jugaba para el equipo Rakuten Golden Eagles de la Liga Nipona de Beisbol (NPBL por las siglas del nombre en idioma inglés, Nipon Professional Baseball League), le fue impuesta por las autoridades del beisbol profesional japonés una multa además de una severa suspensión por considerarlo culpable de dopaje, al haber generado resultados positivos a las pruebas sobre presencia de sustancias prohibidas en su organismo como son la clortalidona y furosemida, sustancias químicas que se dice por facultativos médicos son utilizadas para el tratamiento clínico de problemas tales como retención de líquidos e hipertensión arterial, pero están determinadas como prohibidas en razón que son también usadas como elementos o sustancias químicas que sirven para encubrir la existencia en el cuerpo humano de otras sustancias proscritas por ser utilizadas como precursores ilegales del mejor rendimiento físico de atletas al generarse bajo circunstancias insanas una mejoría en la competitividad física de un ser humano, a efecto que pueda tener mayor rendimiento en su condición físico-atlética, como podrían ser el mejoramiento radical en condiciones inequitativas de la fortaleza y mejor desempeño de los flujos sanguíneos frente a lo que ocurre normalmente en la generalidad de los deportistas con quienes se convive y compite, lo que obviamente está señalado como conducta totalmente antideportiva y apartada de la ética deportiva.

Japhet Amador ha negado haber utilizado estas sustancias en forma intencional aduciendo que le habrían sido brindadas sin su conocimiento a través de productos que le facilitaron en el gimnasio y para afeitarse la barba, sin especificar cómo se los suministraron y desestimando los haya solicitado o consentido expresamente y ofreció que impugnaría la determinación de sanción tras solicitar revisión del examen toxicológico al respecto, lo que al parecer no ha hecho aún, y lo cierto es que consintió la sanción y ya la está cumpliendo, siendo de cualquier forma complejo para él poder regresar a desempeñarse deportivamente en el beisbol profesional japonés dada la clara circunstancia que representa en cuanto a estos asuntos la forma de pensar y sentir de la sociedad en aquel lejano país oriental en el que consideran sumamente importante e incluso fundamental el estricto apego a la ética deportiva de quienes están vinculados a las diversas disciplinas, especialmente los de nivel profesional como es el caso de Japhet Amador, siendo casi seguro el que Las Águilas de Ralkutten habrán ya rescindido el contrato que firmaron con el oriundo de Mulegé, siendo mucho muy probable que el dopaje sea causal estricta de rescisión de la vinculación entre el deportista mexicano y el equipo nipón.

Aunque al parecer no hay hasta ahora una manifestación formal de la LMP a través de su presidente, Omar Canizales, sobre el asunto polémico en el que está involucrado Japhet Amador, el silencio representa aceptación tácita del hecho como una situación que no está generando ningún tipo de consideración como algo negativo y proclive a generar mala imagen a la Liga y al beisbol mexicano, pareciendo que además existiría tal vez un arropo irrestricto hacia el pelotero mexicano sancionado en Japón por dopaje al desestimar la importancia del suceso y de la sanción que le fue impuesta al gigantón bajacaliforniano por las autoridades del beisbol profesional nipón, prácticamente sin siquiera fijarse en ella, dejando la puerta abierta de par en par para que a pesar de esa suspensión dictada por quienes mandan y controlan el beisbol profesional en Japón Amador tenga todas las facilidades de jugar en México “haciéndose de la vista gorda” —como dice el lenguaje popular— en cuanto a la existencia de la citada sanción dictada al parecer en forma sensata por los jerarcas beisboleros japoneses y Amador podría jugar sin ningún obstáculo en la próxima temporada 2018-2019 de la LMP, a pesar que si hay un sector importante de la afición tanto en Jalisco como en diversas plazas beisboleras de nuestro país que repudia y rechaza tajantemente a quienes manchan al deporte y al beisbol con su conducta y estaría rechazando la forma de actuar de la Liga y también de Charros de Jalisco, debiendo asentarse que ya el presidente del área de gestión deportiva de Armando Navarro Peña ha expresado tajantemente que a pesar de haber resultado señalado como culpable de dopaje, Amador tiene total apoyo de la directiva de los campiranos albiazules jaliscienses convalidando formalmente el comportamiento del indiciado pelotero señalando que para la organización albiceleste el dopaje fue accidental e indirecto, pues se debió a unos medicamentos y agregó que pese al episodio es un hecho que Amador iniciará la campaña siguiente jugando para Charros desde el inicio del calendario ordinario de la Liga en el mes de octubre. Hay mucho que analizar y dará mucho que hablar por la afición el polémico escándalo de Amador y la cuestionable reacción al respecto tanto de la LMP como de la directiva de Charros, debiendo considerarse que dado el polémico desempeño deportivo y social del toletero de Mulegé en las últimas dos temporadas de la LMP para Charros  jugando con menor rendimiento del esperado, hay un gran sector de la fanaticada que no le guarda simpatía y ahora más lo rechazará.

@salvadorcosio1
bambinazos61@gmail.com

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