Ideas

Feminicidio

Para Nancy Alatorre, cuya mamá fue asesinada el día 23 de febrero.

El feminicidio ha sido tema de actualidad durante los últimos días, semanas, años. Ayer se efectuó una marcha nacional a la que concurrieron miles de mujeres y hombres para manifestar, no tan solo su preocupación, sino la solidaridad con quienes han sido violentadas, asesinadas, vejadas. Marcharon, además, para hacer explícito el compromiso de trabajar unidos para que este fenómeno desaparezca.

Hoy, en congruencia con lo anterior, las mujeres han decidido dejar las calles vacías para visibilizar lo que pudiera ser la vida de la sociedad sin ellas.  

Ayer y hoy el morado, el color de la pena, del dolor, ha sido el color de nuestros ropajes.  

¿Qué está sucediendo? Tal parece que de repente nos percatamos de una patología social que por muchos años se ha padecido en nuestro país: las violencias, la discriminación laboral y el maltrato a las mujeres.

¿Es que hasta hoy nos hemos dado cuenta de su importancia en la vida de México?

¿Es que al fin hemos tomado conciencia de que las mujeres no son solo madres, hijas, hermanas, esposas, compañeras? 

¿Por fin hemos entendido que son las mujeres agentes de cambio, que su participación es vital para el desarrollo nacional?

Las mujeres son el segmento más amplio de la sociedad. El cincuenta y cuatro por ciento de los habitantes de nuestra nación son mujeres. 

Su incorporación al mercado de trabajo. Su calificación intelectual. Su competencia profesional. Su creatividad. Su desempeño en todos los campos de la actividad humana ha implicado un reacomodo en las estructuras productivas, de dirección empresarial, en la vida política, cultural e incluso en la deportiva.

¿Por qué nos sobresalta el feminicidio? ¿Será porque revela que la vida familiar esta llena de claro obscuros o porque la intimidad de las relaciones de pareja tienen déficits que no se procesan “civilizadamente”? ¿Nos aterra la realidad de que la calle, antes segura, se volvió un espacio lleno de riesgos, especialmente para las mujeres? ¿O nos asusta la brutalidad con la que usualmente se cometen? ¿Es que los centros de trabajo se han convertido en espacios en los que se abusa de la jerarquía y de la necesidad? ¿Será que los medios de comunicación han creado un escenario en el que se exalta el uso de la fuerza y la violencia para obtener lo que se quiere, entre ello, relaciones sexuales impuestas? ¿O es porque al varón se le dificulta aceptar una competencia a la que no está habituado? ¿Es además un tema de valores?

De una cosa debemos estar ciertos, la respuesta social frente a los feminicidios es un hecho histórico. Es un ¡ya basta¡ de la sociedad al gobierno que debe cumplir su responsabilidad: garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. 

Es también un llamado a nosotros, los varones, para modificar nuestro comportamiento y construir relaciones de paridad en la que los privilegios se logren por razones de mérito y no de género. 

No hay excusa ni pretexto. Ni un feminicidio más.
 

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