El nuevo (y afortunado) vuelo de “Superman”
Richard Donner, Bryan Singer y Zack Snyder nos entregaron, en su momento, sus propias lecturas de “Superman”, el más icónico de los superhéroes de los cómics. Hoy le ha tocado a James Gunn hacer lo propio… y lo ha hecho bien.
Aunque “Superman” no sea uno de mis personajes favoritos de las historietas, hay una cosa que siempre he tenido clara: es un tipo interesante debido a que no es un personaje unívoco, ni inflexible, ni intocable, como algunos “fans” (o enajenados) han querido defender. “Superman”, como el arte en general, puede ser sujeto de reinterpretación y puede ser revisado bajo miradas distintas y desde múltiples ángulos. “Superman”, además, cobra la forma que le conferimos nosotros y los tiempos que habitamos.
A lo largo de sus casi 90 años de existencia lo hemos visto ser reinventado, transformado, repensado, “reseteado”… incluso lo hemos visto revivir y renacer. Eso es algo que Gunn entiende. Su lectura de “Superman” es explosiva, colorida, esperanzadora —rayando en lo cursi—, divertida, intensa y, sobre todo, parte del supuesto de que todos sabemos quién es “Superman” como personaje y qué significa como símbolo pop.
En “Superman” (2025) nos encontramos en un mundo que ya da por sentada la existencia del “Hombre de Acero”, así que no es una historia de origen. El héroe ya lleva algún tiempo en activo y se ha asentado en el imaginario colectivo. En ese contexto descubrimos que “Superman” ha participado activamente para detener una guerra. Esto lo ha colocado en el ojo público: ¿A quién sirve “Superman”? ¿A la agenda política en turno o al bienestar colectivo? Además de su crisis de imagen, debe lidiar con “Lex Luthor”, quien ha iniciado una salvaje cruzada para destruirlo.
Aunque el “Superman” de Gunn es un “Superman” político (explora temas como el intervencionismo, la invasión de otros territorios, la guerra alimentada por la sed de poder, la migración, la xenofobia, la identidad de quienes han llegado a un territorio desde otro lugar, el bien colectivo en contraposición a los gustos o fijaciones individuales, nuestra incapacidad para abrazar o asumir la otredad, en fin…), también es cierto que es mucho más cercano —en tono e intenciones— al de Richard Donner. Es decir, tiene el savoir faire del cine comercial de Hollywood, se siente como una historieta de antaño: es fabuloso e hiperbólico. No es ceremonioso, es lúdico.
Cabe añadir que David Corenswet, Rachel Brosnahan, Nicholas Hoult, Isabela Merced, Nathan Fillion, Skyler Gisondo y el resto del elenco son absolutamente convincentes. Se apropian de sus personajes. En particular, David nos prueba que es el perfecto “Clark”/ “Superman” de esta flamante mitología, por derecho propio y sin dubitaciones. Lo mismo aplica para “Krypto”, el superperro que, además, es el absoluto robaescenas del largometraje.
Si algo le pudiese reprochar —argumental o ideológicamente, a título muy personal— es que el filme se frena en contundencia respecto a los temas de actualidad que aborda: todo queda en una referencia reconocible del escenario geopolítico, social y cultural actual —respecto al tema migrante, respecto a los conflictos que involucran a territorios como Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Israel, Irán o Palestina—, en un nivel muy pop.
Y, del mismo modo, creo que el filme también peca un poquito al conformarse con las formas e ideas de la narrativa mesiánica tan recurrente en el cine de Hollywood, esa que nos dice que —como sociedad— necesitamos a un gran héroe, a un gran individuo que lo resuelva todo.
A la peli de Gunn (como a sus predecesoras) se le olvida que “Superman” funciona mejor cuando es más que un prócer. En realidad, el personaje brilla con todo su fulgor cuando se erige como alguien que inspira a su comunidad a trabajar en conjunto para resolver los problemas públicos, cuando está integrado al colectivo y les comparte sus valores.
Sí, la trama tiene sus momentos de osadía y discurso, pero pudo haber ido más profundo. Sin embargo, no se me olvida que éste es sólo el inicio de este flamante universo —el DCU—, así que tal vez estemos apenas ante la semilla de lo que la dupla Gunn/Safran nos tiene preparado. ¿Lograrán elevar y recuperar la relevancia del cine de superhéroes? ¿Nos llevarán por un camino más rico? Por lo pronto, este “Superman” funciona bien como cine de entretenimiento, es una digna iteración del personaje y te hará pasar un rato súper en la sala de cine. ¡Busca la mejor y más grande pantalla posible para que vivas esta experiencia!