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De la “morralla” de Tostao a los millones de Neymar

Eduardo Gonçalves de Andrade, llamado Tostao, se retiró del futbol ya como campeón del mundo a los 26 años, exactamente la edad que Neymar tiene ahora.

Además de la nacionalidad y la calidad futbolística, es difícil encontrar similitudes entre los dos. Tostao surgió del Cruzeiro; Neymar del Santos. Una lesión genuina puso fin a la carrera de Tostao, mientras Neymar está permitiendo que lesiones imaginarias lo conviertan en objeto de burla mundial.

Eduardo fue apodado Tostao (”tostón”, o más en general “morralla”, en portugués) porque en sus inicios jugaba con niños más grandes que él y parecía un centavo perdido en el enorme bolsillo del campo de juego.

En 1969 un balonazo en la cara le desprendió la retina del ojo izquierdo. Se sometió a una operación y logró brillar en el Mundial de 1970 al lado de Pelé, pero tres años después se vio obligado a dejar el campo de juego.

Las imágenes captadas por los fotógrafos de EL INFORMADOR muestran el estado en el que el entonces delantero del Cruzeiro participó en la justa de 1970. Su ojo, visiblemente dañado, hubiera sido una oportunidad inmejorable de chantajear a los árbitros y fingir faltas, pero no lo hizo. Fue titular en todos los juegos y anotó dos goles.

Poseedor de una mente incansable, después del retiro Tostao fue a la universidad y estudió medicina (el ahora doctor cree que uno de los factores que hicieron grande a Pelé es la protuberancia de sus ojos, que le dan una gran visión periférica).

Ya entrado en años, el ex jugador decidió que lo que realmente le satisface es hablar sobre futbol y dejó atrás su vida como profesor universitario para volverse comentarista, primero para la televisión, después para la prensa escrita. Desde las columnas de los diarios derrocha tanta clase e inteligencia como hacía en los campos de juego.

“Morralla”, por otra parte, es la última palabra que viene a la mente cuando se trata de Neymar. Su transferencia del Barcelona al París Saint Germain por 222 millones de euros es la más cara en la historia del futbol, un récord que él mismo podría romper si vuelve a cambiar de equipo próximamente, como se dice que ocurrirá. Con sus exageraciones melodramáticas también está creando algo que no existía hasta ahora: el futbolista brasileño antipático.

Sería fácil llegar a una conclusión moralista luego de comparar las vidas de Tostao y Neymar. No es el caso. Lo que sería magnífico es que Ney comprendiera que la grandeza histórica del futbol brasileño ha residido no sólo en la habilidad, sino también en la dignidad de sus protagonistas.

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