Ciudadanos de segunda en ciudades “de primera”
El derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna: ONU
“Hoy sí, dos días no. Tú sí, pero tú no”. Así de absurdo es el “tandeo” del agua que se ha normalizado durante décadas en los municipios de nuestro Estado. Esa práctica común que atenta contra los derechos humanos de los ciudadanos, y en este momento sociohistórico también contra la salud pública, pues es imposible e impensable hacer frente a las medidas de higiene que se requieren contra el COVID-19 sin el vital líquido.
En el marco de Día Mundial del Agua -el pasado 22 de marzo- la inquietud entre académicos y Gobierno creció para encontrar una salida al inminente desabasto, en un escenario en el que nuestros vasos lacustres y presas se encuentran en una capacidad crítica.
El tema no es menor ni lo ha sido nunca, pero ha sido imposible darle una solución oportuna durante décadas, desde antes de la alternancia, de la sobrepoblación y la escasez que vivimos.
Nos preocupa a todos y a todos debe ocuparnos. Hasta hoy, la propuesta de Gobierno se ha apoyado en la infraestructura, en las grandes obras que permitan contener el agua y el abasto para la ciudadanía y que se heredan de una administración a otra, pero las estructuras de gran envergadura no proveen el agua. Son vasos vacíos a la espera del líquido que nos falta.
¿Es posible revertir el retraso en el que nos encontramos? Socializar la condición actual sería un buen principio, informando a la población sobre el desecamiento de nuestros principales proveedores de agua, como la Presa Calderón, garantizar un abasto justo y habilitar programas de concienciación para el consumo responsable.
Pero en los momentos de crisis también se encuentra una puerta abierta para el oportunismo y es que si el recurso escasea, siempre habrá una manera de sacar provecho. Lo más grave no es la ventaja económica que algunos particulares encuentran en el suministro de pipas, muchas veces obtenidas de forma clandestina, sino que radica en la calidad del agua que llega a los hogares.
Frente a esta realidad, académicos de la Universidad ITESO proponen al ejecutivo del Estado una serie de puntos que permitirían a la ciudadanía comprender la condición actual, así como a las estructuras de Gobierno encargadas de regular el suministro de agua potable hacer un cambio de fondo. La propuesta incluye la incorporación de consejos ciudadanos independientes formados desde el conocimiento y con el compromiso de acompañar a los organismos correspondientes en la gestión de soluciones, así como vigilar el derecho al acceso del recurso de calidad.
El ciclo del agua y el ciclo de la vida van de la mano, en algún momento, por aspectos económicos y políticos, se soltaron y es tiempo de que vuelvan a ese principio vital con acciones inmediatas para no seguir violando un derecho humano.
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