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Avenida López Obrador, !¿Qué?!

Entre las vialidades más importantes de Guadalajara nos encontramos con la Calzada Lázaro Cárdenas, que cruza de oriente a poniente gran parte de la zona metropolitana y que es acceso y salida para todos los vehículos del centro del país; tenemos la avenida 8 de Julio, que es una de las más largas y que une los municipios de Guadalajara, Tlaquepaque y Tlajomulco; la avenida López Mateos, que conecta de norte a sur y comunica a los cuatro municipios más grandes de la mancha urbana -Guadalajara, Tlaquepaque, Tlajomulco y Zapopan- y la Avenida Juárez, que aunque es corta en longitud, corre de oriente a poniente atravesando el corazón de la Perla Tapatía.

De las cuatro avenidas o calzadas mencionadas, tres llevan nombres de ex presidentes mexicanos. Benito Juárez, el primer y único presidente de origen indígena, que sentó las bases sobre las que se funda el estado laico y la República Federal de México y conocido por su frase “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”; Lázaro Cárdenas, que además de la expropiación petrolera, -parteaguas de la historia de México-, se le recuerda por la reivindicación de comuneros, ejidatarios y pueblos originarios, a través del reparto agrario de más de 20 millones de hectáreas en beneficio de más de un millón de campesinos, y Adolfo López Mateos, que durante su administración se nacionalizó la industria eléctrica y se crearon el ISSSTE y el Museo Nacional de Antropología, entre otras cosas.

Las aportaciones de estos ex presidentes al crecimiento y fortalecimiento de nuestro país, y el reconocimiento a perpetuar sus nombres en avenidas como las arriba mencionadas, son producto a su legado histórico, y poniendo sus nombres a vías tan importantes han sido una forma de agradecerles lo que representaron para el futuro de México. Se lo ganaron por méritos propios y no por decretos o intereses políticos.

A propósito del tema sobre el uso de nombres de figuras de la función pública, el viernes pasado el presidente López Obrador dijo que ya no debe rendirse culto a las personalidades, por lo que ha dejado en su testamento que no quiere estatuas suyas, ni que se use su nombre para nombrar algunas calles o avenidas. “No quiero que usen mi nombre para nombrar una escuela, un hospital, nada absolutamente”, comentó con falsa modestia el presidente.

Yo me pregunto, ¿Y quién le dijo al presidente que alguien está pensando poner su nombre a una calle, a una institución o a una escuela?. Y luego soltó de su humilde pecho de cómo quiere que se le recuerde, “Yo creo que el mejor homenaje que se ofrece a un dirigente, es siguiendo su ejemplo”. !Tómala!, como él dijo, ‘tenga para que aprenda’.

Yo, aquí si creo que ‘tengo otros datos’. No creo que nadie -con sentido común, uso de razón o en sano juicio- esté pensando en eternizar su nombre. ¿Usted, qué opina?

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