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20 años defendiendo El Nixticuil

Hace 20 años, en mayo de 2005, motivados por una masiva tala de más de 400 árboles en el bosque de El Nixticuil, a manos de trabajadores del Ayuntamiento de Zapopan, los vecinos indignados de la colonia El Tigre II decidieron organizarse, reunirse y discutir en asamblea y crear una organización independiente y autónoma que, a dos décadas, ha desempeñado un papel muy importante para la defensa de ese bien común.

Como suele ocurrir en no pocos movimientos sociales, esta lucha la iniciaron mujeres. Fueron madres y hermanas de las familias de la colonia El Tigre II quienes convocaron al resto de los vecinos para detener ese ecocidio. A partir de mediados de mayo de 2005, los vecinos se autoconvocaron en asambleas en la colonia para exigir al Gobierno de Zapopan detener la tala masiva de árboles y reponer el daño. Dos años después lograron que se decretaran 1,591 hectáreas, más de la mitad del bosque, como Área Natural Protegida.

No fue fácil mantenerse en la defensa del bosque. Al menguar la fuerza de las asambleas, los vecinos comprometidos decidieron organizarse en el Comité Salvabosque en Defensa de El Nixticuil, que se ha convertido en un sujeto político organizado central para la defensa de este bien común y que, articulado con otros colectivos de la zona metropolitana de Guadalajara, ha sido importante para denunciar los intereses del capital inmobiliario en contra de los bosques, parques y espacios públicos de Guadalajara.

Pero no es una organización no gubernamental, ni una asociación civil registrada, sino una organización autónoma, independiente de cualquier Gobierno, partido u ONG. Varias familias, vecinos y personas solidarias con su lucha han decidido organizarse en colectivo para proteger el bosque y denunciar los intereses empresariales y de Gobierno que tratan de empujar el despojo para beneficio del capital inmobiliario y de algunos proyectos de Gobierno. Esta organización autónoma requiere mucho trabajo, compromiso y en no pocas ocasiones los ha situado en riesgo por los intereses que han denunciado y cuyas iniciativas han detenido en varias ocasiones.

A los integrantes del Comité Salvabosque no les gusta pensar en El Nixticuil como un área que ofrece “servicios ambientales” (como producción de agua y oxígeno) para los habitantes de Guadalajara, sino como el territorio para una variedad de especies de fauna y flora. Lo habitan mamíferos como el coyote, el zorro, el zorrillo, el conejo, la zarigüeya y varias especies de roedores, así como aves, reptiles, anfibios y artrópodos; y en la flora, robles, encinos y pinos.

Su defensa de la autonomía e independencia del Comité Salvabosque los ha obligado a desarrollar distintas tareas y a aprender y dominar distintos oficios. No son ecologistas, sino que se han visto obligados a desarrollar su propio vivero o a crear su brigada autónoma forestal, que ha combatido cientos de incendios desde su creación. Al mismo tiempo, los integrantes del Comité Salvabosque se han visto obligados a aprender de derecho ambiental para tratar de utilizar las pocas herramientas que la ley y el aparato de justicia del país les deja a organizaciones autónomas. Muchas veces las denuncias ambientales han sido infructuosas, pero su conocimiento les ha sido muy útil para denunciar la complicidad de gobernantes y agencias ambientales del Estado que habitualmente están al servicio del capital inmobiliario. El Comité Salvabosque es, al mismo tiempo, una de las organizaciones autónomas que mejor utiliza la comunicación y las redes sociales para difundir su información y posicionar su mensaje ante medios tradicionales y nuevos.

No ha sido una lucha fácil, pues la defensa del bosque no tiene horarios burocráticos ni recursos para programar vacaciones. La defensa del bosque se ha convertido en su vida misma, como ha explicado Sofía Herrera, una de sus integrantes: “hacer de la lucha tu vida cotidiana”. No obstante la lucha del Comité Salvabosque, El Nixticuil ha sido invadido por más de 30 cotos habitacionales, muchos de ellos violando normas ambientales. Pero el despojo de El Nixticuil sería aún mayor sin la lucha y organización incansable del Comité Salvabosque.

Con su trabajo, tenacidad y congruencia, los compañeros del Comité Salvabosque nos enseñan que otras formas de lucha y de organización autónomas son posibles. Enhorabuena por sus primeros 20 años.

rubenmartinmartin@gmail.com

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