Un domingo en los toros: Los tapatíos disfrutan de la séptima corrida
La séptima corrida de la temporada dejó una plaza con emociones intermitentes y sin trofeos, pero con la sensación de que el arte y el valor siguen vivos en el ruedo tapatío
En una tarde compleja para los matadores, se celebró la séptima corrida de la Temporada Grande 2025 en la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara. El cartel estuvo integrado por Alejandro Talavante, Ernesto Javier “Calita” y Héctor Gutiérrez, con toros de las ganaderías Teófilo Gómez -cinco ejemplares- y Villa Carmela, que completó el encierro.
Antes del paseíllo, se rindió un minuto de silencio en memoria del arquitecto José Manuel Gómez Vázquez, quien participó en el diseño y construcción de la plaza tapatía, gesto que fue recibido con respeto por parte del público.
El español Alejandro Talavante abrió plaza con Lorvic, un toro de 500 kilos que ofreció poco juego. El extremeño mostró algunos detalles de su toreo templado, pero sin lograr conectar con el tendido. En su segundo turno, Cierra Puertas, de 488 kilos, repitió el guion: un ejemplar débil y descastado que impidió lucimiento. Ambos fueron despachados sin brillo, entre pitos y silencio.
El capitalino Ernesto Javier “Calita” recibió a puerta gayola al de Villa Carmela, Buen Amigo, de 505 kilos, que inició con ímpetu pero se lesionó al estrellarse en el burladero, rompiéndose un cuerno. El público, consciente de la invalidez del toro, le exigió abreviar. Su segundo, Luminoso, fue un toro serio y con presencia, pero “Calita” no logró redondear la faena: aunque hubo momentos de entrega, la espada volvió a fallar y escuchó un aviso antes de retirarse entre división de opiniones.
El hidrocálido Héctor Gutiérrez fue el más destacado de la jornada. Con Bacachito, un toro noble y con recorrido de Teófilo Gómez, dejó momentos de temple y plasticidad en los medios, con verónicas y gaoneras que emocionaron al tendido. Sin embargo, los repetidos fallos con la espada le impidieron cortar oreja. El público lo premió con una fuerte ovación y el toro fue despedido con arrastre lento.
En su segundo turno, Chava, otro ejemplar serio y con transmisión, Gutiérrez volvió a mostrarse firme y con clase, logrando tandas ligadas que calaron en los tendidos. Pero una vez más, el acero frustró toda posibilidad de triunfo. Saludó desde el tercio, llevándose el reconocimiento como el torero más destacado de la tarde.
Así, la séptima corrida de la temporada dejó una plaza con emociones intermitentes y sin trofeos, pero con la sensación de que el arte y el valor siguen vivos en el ruedo tapatío, esperando la faena redonda que aún no llega.