La caída de “El Jockey” más legendario
Producida por Julio Chavezmontes y protagonizada por Nahuel Pérez Biscayart, la película explora la autodestrucción y la adicción de un hombre; compite al Ariel como Mejor Película Iberoamericana
En un recorrido que comenzó en el Festival Internacional de Cine de Venecia en agosto de 2024 y que encontró su cauce en las salas mexicanas en diciembre del mismo año, “El Jockey” de Luis Ortega, se abre ahora camino en los Premios Ariel como candidata a Mejor Película Iberoamericana. La cinta, disponible en Disney Plus, se medirá con otros cuatro títulos: “El 47” (España), “El ladrón de perros” (Bolivia), “El lugar de la otra” (Chile) y “Rita” (Guatemala).
Con una narrativa centrada en la autodestrucción, la adicción y la pérdida del rumbo personal, el filme sigue a “Remo Manfredini”, interpretado por Nahuel Pérez Biscayart, un jockey talentoso atrapado en una espiral autodestructiva de alcohol y drogas veterinarias. A su lado, la también jinete “Abril” (ÚrsulaCorberó), embarazada y desgastada por los errores de su pareja, busca una salida mientras ambos se ven atados a los intereses de “Sirena” (Daniel Giménez Cacho), un empresario que ha puesto sus esperanzas en un caballo japonés y en las habilidades decadentes de “Remo”.
Desde la perspectiva del productor de la cinta Julio Chavezmontes, “El Jockey” representa mucho más que una historia sobre el universo ecuestre. Se trata de un proyecto que lo conmovió desde las primeras páginas del guion.
“A mí me pareció un guion de inicio extremadamente bien escrito, a un nivel literario que rara vez no ven guiones, me conmovió y me sorprendió y me pareció una grandísima imaginación y también con cosas muy importantes que decir sobre la autodestrucción y sobre la adicción y sobre el vacío” señala en entrevista para EL INFORMADOR.
“Me pareció una película importante que hacer y la verdad eso le pido a un guion, que me sorprenda, conmueva, y el guion de ‘El Jockey’ lo hizo plenamente”, agrega.
El productor se mostró emocionado por la nominación al Ariel -cuya entrega será el 20 de septiembre en Puerto Vallarta-, reconociendo el impacto que la película ha tenido entre sus colegas y el público mexicano.
“El trayecto de la película ha sido maravilloso y la verdad me hace muy feliz que tenga ese reconocimiento en México. Muchos colegas ya me habían dicho que era una película que les había provocado muchas cosas, y ver que eso se refleje en la nominación hecha por la Academia, la verdad, es una inmensa satisfacción”.
Chavezmontes destaca que el tono y la atmósfera de la película demandaban una experiencia más introspectiva, lejos de la espectacularidad fácil, buscando que el espectador se vincule profundamente con la historia.
“Yo creo que hay dos tipos de película, unas que son como parque de atracciones, como una montaña rusa, que está perfecto, todos disfrutamos las montañas rusas, pero una montaña rusa opera y funciona sin ti… mientras que hay otras películas que creo que son muy importantes, que requieren que uno esté presente, que uno no puede ver con distracción, sino que necesitan que estés y que sientas y que contemples, porque te invitan a acercarte al misterio de tu propia vida. Y eso no se puede hacer mediante la distracción sino con tus cinco sentidos”.
Transformaciones naturales
Durante el desarrollo del proyecto, la historia sufrió transformaciones naturales que, según el productor Julio Chavezmontes, enriquecieron el resultado final. El guion, lejos de ser una estructura inamovible, fue la base sobre la cual se construyó una obra en constante evolución.
“Todo evoluciona. Una película que se ciñe absolutamente al guion es una película que no crece”, enfatiza y agrega: “Me cuesta pensar en alguna película que haya hecho antes que se apegó absolutamente al guion porque siempre que uno filma se presentan ideas y cosas que van evolucionando. Cosas que como están escritas podían haber funcionado, pero al momento de ponerlas en escena requieren de otra cosa. El cine es una evolución constante, como cualquier obra de arte tiene diferentes etapas”.
Uno de los desafíos centrales de “El Jockey” fue representar con autenticidad el mundo de las carreras de caballos, un universo poco explorado en el cine iberoamericano contemporáneo. Para Chavezmontes, este acercamiento fue tanto una experiencia de aprendizaje como de descubrimiento.
“Había cosas que conocía más o menos, del propio cine, de experiencias de muy joven de ir al hipódromo, pero no lo conocía tan a detalle, y no conocía tan a detalle el universo de los jockeys. Me resultó absolutamente fascinante. Todo lo que contaba Luis sobre su experiencia muy cercana a ese mundo fue muy cautivante”.
El vínculo entre productor y director fue esencial en cada etapa, desde la escritura del guion hasta la elección del elenco. Chavezmontes reconoce que el rol del productor varía en cada proyecto, y en este caso, se basó en una dinámica de confianza mutua.
“Un productor tiene que hacer muchísimas cosas y es lo que hace difícil definir el rol. Yo siempre digo que la función de un productor cambia de película en película. Hay películas que te requieren de una forma muy creativa, otras que te requieren a lo mejor de una forma muy logística, varía mucho. En esta película hubo varias conversaciones con Luis durante el desarrollo del guión, o durante el casting, hubo siempre mucha plática, pero también muchísima confianza en lo que se estaba haciendo”.
Finalmente, al reflexionar sobre cómo le gustaría que se recordara “El Jockey” dentro del panorama cinematográfico iberoamericano, Chavezmontes apuesta por la honestidad creativa y por el valor de las obras que resisten el paso del tiempo no por moda, sino por profundidad.
“Cuando uno termina la película es importante soltarla y no mirar mucho atrás. Lo importante es siempre estar con la cabeza en lo que sigue. No suelo pensar mucho en eso. Confío en que las películas que se hacen con una necesidad de contar algo siempre encuentran al espectador. Ese encuentro puede suceder décadas después. Hay cosas que uno ve que tienen muchos años y se sienten como si hubieran sido filmadas ayer. Esta es una cinta se hizo con mucha convicción y valentía. Y espero que conforme los años avancen se reconozca”.
Julio Chavezmontes: referente del cine de autor mexicano
Julio Chavezmontes es un destacado productor y guionista mexicano, reconocido internacionalmente por su labor en el cine de autor. Ganador del Premio al Mejor guion en el Festival de Cine de Sundance en 2018 y dos veces nominado al Premio Ariel, ha producido más de 20 películas que se han presentado en los festivales más importantes del mundo, incluyendo Sundance, Berlín, Cannes, Venecia y Toronto. Entre sus producciones más aclamadas se encuentran “Annette” y “Memoria”, galardonadas en el Festival de Cine de Cannes 2021 con el Premio a Mejor director y el Premio del Jurado, respectivamente.
Chavezmontes ha trabajado con cineastas de renombre internacional como Apichatpong Weerasethakul, Leos Carax, Abel Ferrara, Ruben Östlund, Lucrecia Martel y Yann Gonzalez, así como con destacados directores mexicanos como Sebastián Hofmann, Emiliano Rocha Minter, Nicolás Echevarría y Eugenio Polgovsky. En 2011 fundó PIANO, junto a Sebastián Hofmann, consolidando una de las productoras de cine de autor más importantes de México y Latinoamérica, dedicada a proyectos originales y arriesgados.
Su primer largometraje, “Halley” (2012), coescrito y producido con Sebastián Hofmann, debutó en el Festival de Cine de Morelia y tuvo su estreno internacional en Sundance 2013, siendo invitada a más de 50 festivales y ganando ocho premios internacionales, incluidos el Sitges New Visions y Cinevisión en Múnich. La película recibió elogios de medios como Rolling Stone México, Screen International e Indiewire, y ha sido considerada una de las mejores películas de culto mexicanas de los últimos 25 años.
Otras producciones destacadas incluyen: “Eco de la montaña” (2014), “Somos la carne” (2016), “Tiempo compartido” (2018), “Cuchillo y corazón” (2018), “Siberia” (2020), “El fugitivo” (2020), “Annette” (2021), “Memoria” (2021) y “La isla de Bergman” (2021). En 2018, se convirtió en el primer productor mexicano en estrenar películas en Sundance, Berlín, Cannes, Venecia y Toronto en un mismo año.
Educado en la Universidad de Chicago y con una maestría en Bellas Artes del Instituto de Arte de Chicago, Julio Chavezmontes ha dejado una marca indeleble en el cine contemporáneo, combinando audacia, visión internacional y un compromiso con la narrativa original y de calidad.
Entre caballos y obsesiones
“Remo Manfredini” es una leyenda de las carreras de caballos, pero su conducta excéntrica y autodestructiva comienza a eclipsar su talento. “Abril”, jinete y pareja de “Remo”, espera un hijo suyo y debe decidir entre continuar con su embarazo o seguir corriendo. Ambos corren caballos para “Sirena”, un empresario obsesionado con el jockey. Un día “Remo” sufre un accidente, desaparece del hospital y deambula sin identidad por las calles de la ciudad. “Sirena” lo quiere vivo o muerto mientras “Abril” intenta encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.
CT