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Sufrida victoria de Charros sobre Tomateros

Jalisco consiguió pronto una ventaja que parecía definitiva, pero Culiacán peleó hasta el final y el juego terminó con un apretado 9-8

La noche en Zapopan parecía escrita con tinta tranquila desde muy temprano, pero el beisbol, caprichoso como pocos deportes, decidió guardar el suspenso para el final. Los Charros de Jalisco vencieron 9-8 a los Tomateros de Culiacán en el primer juego de la serie, en una crónica que pasó del dominio absoluto al drama puro, ante poco más de siete mil aficionados que no dejaron de empujar desde las gradas del estadio Panamericano.

El primer capítulo del encuentro marcó el tono inicial. Apenas en la primera entrada, Charros desató una ofensiva que sacudió al pitcheo sinaloense y encendió al público local. Siete carreras cruzaron el plato en un rally demoledor que parecía sentenciar el juego desde temprano. Mateo Gil abrió el daño con un elevado de sacrificio; Julián Ornelas produjo con sencillo; Reynaldo Rodríguez limpió la mesa con un imparable de dos carreras; Dean Nevárez mantuvo viva la embestida y Michael Wielansky la coronó con un doblete que hizo estallar las tribunas. El abridor Pablo Reyes no sobrevivió al vendaval y salió del juego tras apenas dos tercios de entrada.

Con esa ventaja, el partido tomó apariencia de trámite. Luis Iván Rodríguez, sólido y sereno, se encargó de administrar la diferencia desde la lomita. El derecho trabajó cinco entradas de calidad, permitió apenas cuatro hits y una carrera, y controló a una ofensiva de Tomateros que tardó en reaccionar. Para la tercera entrada, un rodado productor de Wielansky aumentó la ventaja a 8-0 y reforzó la sensación de que Charros tenía el duelo bajo control.

Pero Culiacán no estaba dispuesto a irse en silencio. Poco a poco, los Tomateros comenzaron a encontrar grietas. En la cuarta y sexta entrada recortaron distancias, aprovechando errores, un wildpitch y batazos oportunos. El cuadrangular solitario de Dwight Smith Jr. fue el primer aviso serio de que la historia aún no estaba cerrada. El bullpen de Charros empezó a trabajar más de lo planeado y la tranquilidad inicial se transformó en nerviosismo contenido.

En la séptima baja, Jalisco respondió con un golpe oportuno. BlighMadris conectó sencillo productor para enviar a Alejandro Osuna al plato y colocar el 9-5, una carrera que en ese momento pareció un seguro invaluable. La afición celebró con alivio, consciente de que cada rayita podía marcar la diferencia.

El clímax llegó en la novena entrada. Con el relevo tambaleante, DwightSmith Jr. volvió a castigar, ahora con un cuadrangular de tres carreras que silenció por instantes el Panamericano y puso el marcador 9-8. El juego, que parecía cómodo, se convirtió en una prueba de nervios. Cada lanzamiento se vivió de pie, cada strike se gritó como el último.

Finalmente, TrevorClifton logró el out final y aseguró su salvamento número 12 de la temporada. El suspiro colectivo dio paso a la celebración: Charros había sobrevivido a su propia tormenta y se quedaba con el primer juego de la serie.

La victoria tuvo un matiz especial con el juego número 200 de Luis Iván Rodríguez en la Liga Mexicana del Pacífico, en una noche que recordó que, en el beisbol, ningún triunfo está completo hasta que cae el último out.
 

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