Singular sitio donde se enamoraron Keylor Navas y Andrea Salas, cuando no eran famosos
Mientras Navas se enfoca en ganarse a la afición universitaria, su esposa ya se perfila como una presencia que dará mucho de qué hablar en los próximos meses
Con el arribo de Keylor Navas a los Pumas de la UNAM como nuevo guardameta, uno de los fichajes más sonados de los últimos tiempos en la Liga MX, no solo los reflectores se dirigieron al arquero costarricense. Junto a él, su esposa Andrea Salas también ha captado la atención del público y los medios por derecho propio.
Andrea ha consolidado su identidad como modelo, empresaria y figura influyente en redes sociales, dejando claro que su reconocimiento no depende únicamente del apellido Navas. En Instagram, sus publicaciones combinan momentos con sus hijos, sugerencias de bienestar físico y emocional, atuendos que marcan tendencia y mensajes con un fuerte contenido espiritual.
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Su presencia en la Ciudad de México ya genera expectativa. Quienes la conocen anticipan verla en diferentes escenarios: desde las gradas del Estadio Olímpico Universitario con un estilo deportivo elegante, hasta en zonas exclusivas como Polanco o la Condesa, disfrutando de la oferta cultural y gastronómica de la capital. Además, es probable que Andrea participe en actividades vinculadas a la moda y causas filantrópicas.
Originaria de Pérez Zeledón, Costa Rica, Andrea se inició en el modelaje con éxito desde temprana edad. En 2006, obtuvo el título de Miss Hawaiian Tropic, logro que impulsó su popularidad en su país. Sin embargo, lejos de quedarse en el mundo del espectáculo, ha desarrollado una carrera propia como emprendedora. Es cofundadora de Electro Body Center, un centro de entrenamiento especializado en electroestimulación, que ha expandido su presencia en Costa Rica y España.
La historia entre Andrea y Keylor comenzó en 2008, en un entorno lejos de los focos mediáticos: una congregación cristiana. La fe compartida se convirtió en el pilar de una relación que avanzó rápidamente. Un año más tarde, en 2009, contrajeron matrimonio civil y, en 2015, celebraron una ceremonia religiosa que fue catalogada como una de las más memorables de su país.
En el ámbito familiar, han construido un hogar sólido. Tienen tres hijos: Daniela, de 23 años, fruto de una relación previa de Andrea, pero a quien Keylor ha criado como propia; Mateo, de 10 años; y Thiago, de 5. La unión familiar y los valores espirituales son parte fundamental de su día a día, algo que Andrea proyecta con claridad en cada una de sus apariciones públicas.
El estilo de vida de Andrea Salas refleja una combinación de elegancia relajada y sofisticación natural. Puede alternar fácilmente entre prendas de alta costura y atuendos cotidianos con un toque refinado, lo que la ha convertido en un referente entre las parejas del mundo futbolístico latinoamericano.
Con su llegada a la capital mexicana, Andrea no solo acompañará a Keylor en esta nueva etapa profesional, sino que también podría convertirse en una figura destacada dentro del ámbito social y cultural de la ciudad. Mientras Navas se enfoca en ganarse a la afición universitaria, su esposa ya se perfila como una presencia que dará mucho de qué hablar en los próximos meses.
BB