FIL celebra a Yolanda Zamora con un homenaje que exalta el poder del arte
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025 celebró a una de las voces fundamentales del periodismo cultural en México
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025 celebró a una de las voces fundamentales del periodismo cultural en México: Yolanda Zamora, quien recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez ante un Auditorio Juan Rulfo lleno y atento. Lejos de centrarse únicamente en sus logros, Zamora dedicó buena parte de su discurso a agradecer a quienes han acompañado su camino y a reflexionar —con hondura y pasión— sobre el sentido del oficio que ha marcado su vida.
La homenajeada abrió su intervención con un reconocimiento al público y a quienes hicieron posible el acto. “Me siento profundamente agradecida con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y con aquellos que generosamente pusieron su mirada en mi persona y su valoración en la trascendencia de mi trabajo. Gracias desde el corazón”. Nombró uno a uno a quienes han sido parte del trayecto, incluidos colaboradores, familiares y colegas; para ella, el homenaje no es individual, sino comunitario. “A todos ustedes pertenece también este reconocimiento. Es un honor para mí”, subrayó.
Zamora evocó también la figura de Fernando Benítez, cuyo legado definió como una brújula ética e intelectual para todo periodista cultural. Consideró que recibir un homenaje que lleva su nombre constituye una doble responsabilidad. “Lo recibo con toda humildad, instalada en la certeza del nosotros, porque ningún hombre es una isla, lo dijo el poeta. Estoy convencida también de que una vocación encuentra sentido en el servicio a los demás”.
A lo largo de su mensaje, la comunicadora compartió pasajes íntimos de su biografía: una infancia rodeada de arte, música y libros, que plantó en ella la semilla de la vocación. Recordó a su madre bailando entre la cocina y las bandejas recién horneadas, y a su padre tocando el piano, imágenes que marcaron el origen de lo que más tarde se convertiría en una carrera dedicada a difundir la cultura. “Si yo fui tan feliz, esto tiene que ser para todos”, confesó al narrar el momento en que decidió estudiar Ciencias de la Comunicación.
Su camino profesional comenzó en la radio, casi por accidente. Durante su servicio social en la antigua XCJB, realizó un reportaje sobre la comunidad tarahumara que terminó por definir su futuro. “Me gusta este reportaje, quédese a trabajar con nosotros”, le dijo el director de la estación. Así inició un trayecto que la llevó a participar en la fundación de Notisistema, convertirse en una de las voces nacionales del noticiero y construir, a lo largo de cuatro décadas, una comunidad sólida alrededor de sus programas culturales.
Sin embargo, el centro de su encuentro con el público en la FIL no fue la remembranza, sino su visión sobre la esencia y la responsabilidad del periodismo cultural. Zamora defendió esta especialidad como un espacio que trasciende el entretenimiento y la superficie. “No es espectáculo, no es entretenimiento, no es para un grupo privilegiado y, sobre todo… no es el patito feo. Es ese cisne que tiene que ver con la permanencia, el misticismo, la entrega y la gratuidad del arte”.
Explicó que el periodista cultural trabaja con las obras de arte porque estas revelan la historia desde lo simbólico. Citó al filósofo alemán Martin Heidegger para ilustrar cómo una pieza puede revelar la condición humana y recordó el caso del pintor Rodolfo Morales, cuyas coloridas escenas oaxaqueñas esconden la ausencia de los hombres que migraron y la fuerza de las mujeres que sostienen la vida cotidiana. Para Zamora, “el arte conmueve hacia lo humano”, y esa conmoción debe ser entendida, interpretada y compartida por quienes ejercen este tipo de periodismo.
Su reflexión alcanzó también el presente inmediato, marcado por crisis humanitarias y violencia. Frente a ello, sostuvo que el periodista cultural no puede dar la espalda ni replegarse. “¿Qué le toca al periodista cultural ante el dolor, la violencia, la muerte que se está viviendo? Todo, menos ignorar. Le toca hacer resonar el grito doliente de la humanidad, manteniendo la dignidad del dolor”. El arte, afirmó, no disfraza la realidad: la revela, como lo hace el Guernica, de Picasso, ejemplo que mencionó para subrayar la dimensión ética de este oficio.
En el cierre, convocó al público a sostener la esperanza desde la sensibilidad y la creatividad cotidiana. Citó a María Zambrano en una reflexión que resonó en el auditorio: “Hagámosle un espacio al amor y a la razón poética… capaz de transformar nuestra cotidianidad en creatividad y gozo, abriéndole una grieta a la esperanza”.
Nacida en Mazatlán en 1949, pero asumida como “jalisciense, incluso jalisquilla”, Yolanda Zamora ha construido una trayectoria que trasciende la radio. Escritora, promotora cultural y miembro del Seminario de Cultura Mexicana, ha publicado entrevistas, novelas y cuentos, entre ellos Daguerrotipos, A la fronda del recuerdo, La última llovizna y Cada agosto la Pila Moderna. Su trabajo ha sido reconocido con premios como la Pluma de Plata, el Ixca Farías, El Despertador Americano, la Presea Ocelote y el homenaje del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión.
SV