Cultura

Recuerdos y lecturas marcan el tributo a Vargas Llosa en la FIL Guadalajara

Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz recordaron a Mario Vargas Llosa en una mesa homenaje donde compartieron anécdotas, lecturas y momentos que marcaron su relación con el autor 

En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro
En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor. EL INFORMADOR / A. Navarro

En la FIL Guadalajara se realizó la mesa “Homenaje a Mario Vargas Llosa: El privilegio de apagar la luz”, un encuentro en el que Javier Cercas, Leonardo Padura, Pilar Reyes y Marisol Schulz Manaut repasaron su relación profesional y personal con el autor peruano a través de anécdotas y lecturas que marcaron sus trayectorias.

El primero en hablar fue Javier Cercas, quien describió el impacto que tuvieron las obras iniciales de Vargas Llosa en el panorama literario. Recordó que, con apenas 26 años, el escritor publicó La ciudad y los perros, seguida por La casa verde y Conversación en La Catedral en un lapso de siete años. Para Cercas, estas publicaciones definen la magnitud del autor.  “Si este señor hubiera dejado de escribir con 33 años, cuando la mayoría de los novelistas está naciendo o estamos haciendo nuestras primeras armas, hubiésemos tenido que considerarlo obligatoriamente uno de los grandes novelistas de nuestra lengua”, dijo.

El escritor añadió que, además de esas primeras tres novelas, existen otras obras que, a su juicio, amplían la dimensión del autor. Mencionó La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo y La fiesta del Chivo, a las que se refirió como piezas esenciales dentro de la producción de Vargas Llosa. Para él, incluso títulos que durante años fueron considerados menores “si los hubiese escrito cualquier otro escritor, probablemente los consideraríamos obras mayores”.

Leonardo Padura centró su participación en la influencia que Vargas Llosa tuvo en su formación como lector y novelista. Compartió tres encuentros personales con él, y recordó con detalle el primero, ocurrido en el Aeropuerto de Barajas.

Relató que al verlo descender del avión decidió acercarse: “Maestro, mire, yo soy un escritor cubano… lo único que quería decirle es que cada vez que empiezo a escribir una novela me vuelvo a leer Conversación en La Catedral”. Aquella frase —contó— modificó la expresión del escritor peruano y permitió un diálogo breve en el que se presentó como amigo de compañeros suyos de España. Padura explicó que ese momento le reveló la relación entre admiración, lectura y oficio que lo ha acompañado desde entonces.

En su turno, Pilar Reyes, editora que trabajó con Vargas Llosa durante casi tres décadas, recordó su primer acercamiento profesional en 1997, cuando tenía 24 años y estaba a cargo del lanzamiento en Colombia de Los cuadernos de don Rigoberto. Describió la impresión que le produjo enfrentarse tan joven a la figura del novelista, cuyas obras estudiaba en la universidad.

Explicó que lo que encontró fue a un autor atento al trabajo editorial y con disposición para dialogar con quienes lo acompañaban en sus proyectos. Compartió una dedicatoria que él dejó en aquel primer libro y que volvió a leer muchos años después: “En nombre de don Rigoberto, doña Lucrecia, Fonchito, Justiniana y Mario Vargas Llosa”, un gesto que interpretó como señal de la importancia que el autor otorgaba a la vida de sus personajes.

Reyes destacó además su convicción sobre la fuerza de las ficciones. “Las novelas, los libros, las ficciones intervienen en la realidad, ahí no hay una fisura”, recordó al explicar cómo entendía Vargas Llosa el lugar del novelista.

Por su parte, Marisol SchulzManaut habló de su experiencia editorial con él desde México.Señaló que su primer reto fue aprender a tutearlo, a petición del propio autor, y que eso marcó una relación profesional sostenida por el diálogo constante sobre portadas, cubiertas y decisiones de publicación.

Recordó también una conversación en Monterrey en la que Vargas Llosa compartió el proceso de investigación de El sueño del celta: “Trabajaba muchísimo las novelas… era un hombre que investigaba, que dedicaba tiempo a todo el preescritura”, explicó.

MF

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