Cultura

Entre anécdotas y versos, recuerdan a Julieta Fierro como una estrella que se apagó, 'pero su luz no desaparece' en la FIL

La Feria Internacional del Libro rindió un sentido homenaje llenó de anécdotas y versos a la gran científica, física, astrónoma, divulgadora y escritora

Julieta Fierro, la gran científica, física, astrónoma, divulgadora, escritora… falleció el pasado 19 de septiembre, y la noticia, en palabras de María Emilia Beyer, directora del Museo de las Ciencias Universum de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue un terremoto que no cimbró el piso, pero el corazón. A menos de dos meses de su partida, la Feria Internacional del Libro (FIL) le rindió un sentido homenaje, llenó de anécdotas y versos, a la que sus hijos llamaron una estrella que se apagó, "pero su luz no desaparece".

El homenaje comenzó con los recuerdos que Julia Tagüeña, científica mexicana y amiga de Julieta, quien la rememora como una persona alegre, divertida, promotora de la libertad de las mujeres, original y sumamente inteligente. Entre tantas anécdotas, contó que la ex directora general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM fue condecorada con un sinfín de premios. Destacó la Medalla al Mérito en Ciencias "Ing. Mario Molina", otorgado por el Congreso de la Ciudad de México. Tras dar su discurso, Julieta abrió un libro del que salieron mariposas aleteando.

"Ella siempre tenía una sonrisa, una palabra amable. Eso es muy importante, en realidad, la gente te quiere si tú quieres a la gente […]. Y ahora que desafortunadamente Julieta se nos ha adelantado, la dirección (de Divulgación de la Ciencia) lo ha sentido enormemente. Eso quiere decir que supo dejar un recuerdo invaluable", expresó.

Luego, Sara Poot Herrera, escritora y también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, dedicó su intervención a leer sentidos versos de autoría propia sobre Julieta. Sus palabras se extendían por todo el recinto, acariciaban la piel y quemaban los sentidos. "Seguimos bailando con la científica, que en sus divulgaciones de la ciencia hacía reír, sentir que el universo se tiene en la mano –como ella tenía el mundo en la mano- y ella lo tenía, y en su palma leía el firmamento, la historia del mundo y de nuestros cuerpos".

Al final, concluyó su participación con un imponente soneto. Algunos versos leían: "El conocimiento México humano se estuvo oscuro, sin que las mortales plumas, o las científicas, pudieran ser con vuelo ufano. Ícaros de discursos racionales hasta que el tuyo, fierro soberano, les dio julietas luces celestiales".

Por último, Beyer declaró que Julieta fue "una maestra de vida". Recordó que era una persona generosa y que siempre se entregó, con amor y compromiso, a su labor. Concluyó con la lectura de la carta de sus hijos, en la que la llaman una madre excepcional, una científica que abrió el camino a las mujeres en México, una brújula y "aunque se apagó una estrella, su luz no desaparece".

SV

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