Cultura

Nombrar el vacío

En el libro “Conjunto Vacío”, de Verónica Gerber, las ausencias y los vacíos se aglutinan sin saber bien si se llenan vacíos o se vacían ausencias. Gerber propone otros lenguajes para lo que no se nombra: usa la física, la astronomía, el arte y figuras abstractas para poder dar forma a los dolores que todavía no han sido nombrados. El libro de Gerber piensa en los fantasmas de una desaparición, en el vacío que deja la ausencia. 

En un país de más de nueve mil mujeres desaparecidas, textos como el de Gerber ponen en relieve la herida de las desapariciones. México se enfrenta a grandes niveles de violencia que han recaído sobre toda la sociedad pero que se cristalizan en los cuerpos (abusados, violentados, acosados y denigrados) de las mujeres. Este dolor ha sido articulador para generar identidad política en las mujeres y en el propio movimiento feminista.

El feminismo tiene caras y colores distintos dependiendo el escenario geográfico, histórico, político y económico en el que nos situemos, es un movimiento social, una postura política, pero también una forma de sentir y pensar el mundo que busca sociedades más igualitarias y justas entre los géneros. 

La marcha feminista en México de hoy y el Paro Nacional de mañana adquieren relevancia precisamente porque las exigencias son desde la política creada en la vida cotidiana. Una de los grandes reclamos al Estado, es la incapacidad que ha tenido para detener el nivel de feminicidios, las desapariciones forzadas y la crueldad hacia los cuerpos de las mujeres.  Por esto se ha planteado que las familias de las personas desaparecidas, muchas de ellas mujeres, encabecen la marcha, en vías de visibilidad política pero también como una metáfora de la violencia de género contra las mujeres en el país. 

La marcha no puede entenderse sin el Paro Nacional: la marcha busca alzar la voz, hacer visible la situación, de dolerse en colectivo. El 9M es un día en el que las mujeres intentaremos parar, como forma de llevar a la vida pública el trabajo que se ha mantenido en el espacio privado, pero también un día en que estaremos ausentes, como alegoría a las mujeres desaparecidas víctimas de un Estado que no ha hecho nada por encontrarlas. 

Para el movimiento feminista parece sospechoso la cantidad de instituciones públicas y partidos políticos que se han manifestado a favor, pareciera sólo una tendencia a mercantilizar el dolor y consolidar un vínculo político con las sociedades en vías de obtener simpatizantes y no como un interés autentico por escuchar las demandas de las mujeres. 

Con escritos casi cínicos, universidades, escuelas y partidos políticos han hecho público su interés por el Paro Nacional, sobre todo con una idea compartida de no sancionar a las mujeres que no se presenten a sus puestos de trabajo, nos han dado permiso para faltar, de no aparecer. No obstante, frente a las más nueve mil mujeres desaparecidas, sus pronunciamientos no han sido igual de conmovedores con esas mujeres que no han vuelto a sus casas, a su puesto de trabajo, a sus universidades.  ¿a quién se les ha sancionado por sus ausencias?  El Paro Nacional busca que miremos el rostro de un país de desaparecidas que sanciona mal, que castiga mal, que da permiso para desaparecer mujeres. 

Es momento de reflexionar qué queremos como sociedad, qué estamos haciendo para reconfigurar la crisis de la violencia y del dolor. Las feministas debemos trabajar por fortalecer las alianzas y reconocer las interseccionalidad en vías de cristalizar la lucha que ha llevado tantos años y que mañana se verá reflejada en las calles. Y como sociedades son momentos de buscar la posibilidad de materializar horizontes hacia la construcción de una nueva cultura política del entendimiento y el afecto. Nombrar el vacío.

*Saraí Pando es tapatía, maestra en Ciencias Sociales y doctorante en Estudios Feministas y de Género.

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