Suplementos
Tics, movimientos involuntarios
Las causas son múltiples y tienen que ver en su mayoría con algunos tipos de síndromes
GUADALAJARA, JALISCO (04/FEB/2011).- La enfermedad comúnmente inicia a temprana edad, entre los cuatro y cinco años, hasta la adolescencia. Esta patología cerebral se define como aquel movimiento repetitivo, involuntario, constante y que no es realizado con algún fin o propósito en particular. Las causas son múltiples y tienen que ver en su mayoría con algunos tipos de síndromes, como el Tourette, aunque el factor preponderante sigue siendo el hereditario. El trastorno en el neurodesarollo puede ser también una causa para que un individuo de corta edad comience a presentar esta clase de movimientos, así como el estreptococo, cuya infección es la que más se ha llegado a relacionar con el origen de algunos de los tics.
Fisiológicamente los tics son ocasionados por una disfunción en los ganglios basales del cerebro.
Cómo y con quién tratarse
El manejo de los tics a menudo debe ser tratado de manera multidisciplinaria, aunque el neurólogo es el especialista encargado de este tipo de afección.
Se puede acompañar de una terapia psicológica y psiquiátrica, ya que además de un tratamiento a base de fármacos, es conveniente una sesión terapéutica con ambas especialidades, pues un problema de este tipo suele ocasionar daños emocionales e incluso de adaptación social en los niños y jóvenes.
Especialmente para aquellos pacientes que padecen algún tipo de tic a causa del Síndrome de Tourette, existe la posibilidad de realizar una neurocirugía.
Carlos Zúñiga, neurólogo del Hospital Civil de Guadalajara, advierte que “la cirugía consiste en estimular ciertas zonas cerebrales a base de electrodos, con lo que se logra, además de tratar los tics, ayudar a los cambios de personalidad que suelen padecer estos pacientes”.
Si me muerdo las uñas, ¿tengo un tic?
Clínicamente es difícil diferenciar un tic de un trastorno en el control de los impulsos, es decir, una compulsión.
Algunas de estas acciones, como morderse las uñas, arrancarse el pelo, entre otras, suelen presentarse en personas con el Síndrome de Tourette, pero no necesariamente tiene que ser un tic. Para saber diferenciar entre ambas situaciones y poder definir si es realmente un tic o no, Zúñiga explica que “hay que saber que un tic es un movimiento semivoluntario, donde el individuo siente necesidad de realizarlo, ya que le genera una tensión interna, que debe ser aliviada al realizar el tic, mientras que las compulsiones son ideas que trae metidas en la cabeza, las cuales le ordenan al paciente que debe estar realizando tal o cual actividad de manera repetida”.
Tipos
Tics motores simples: son los más frecuentes. Dentro de este grupo, el parpadeo o guiño de los ojos, las sacudidas verticales u horizontales de la cabeza y el encogimiento de hombros son los más habituales, aunque hay otros tics que afectan a brazos y piernas.
Tics motores complejos: golpearse a sí mismo, saltar, pisotear, aunque son poco frecuentes.
Tics fónicos o vocales simples: aclararse la garganta, gruñir, sorber por la nariz, resoplar.
Tics fónicos o vocales complejos: cuando el niño padece tics del tipo ecolalia (repite las palabras que le dirigen), alilalia (repite sus propias palabras) o coprolalia (emite palabras obscenas), se puede sospechar que sufre el Síndrome de Tourette.
Fisiológicamente los tics son ocasionados por una disfunción en los ganglios basales del cerebro.
Cómo y con quién tratarse
El manejo de los tics a menudo debe ser tratado de manera multidisciplinaria, aunque el neurólogo es el especialista encargado de este tipo de afección.
Se puede acompañar de una terapia psicológica y psiquiátrica, ya que además de un tratamiento a base de fármacos, es conveniente una sesión terapéutica con ambas especialidades, pues un problema de este tipo suele ocasionar daños emocionales e incluso de adaptación social en los niños y jóvenes.
Especialmente para aquellos pacientes que padecen algún tipo de tic a causa del Síndrome de Tourette, existe la posibilidad de realizar una neurocirugía.
Carlos Zúñiga, neurólogo del Hospital Civil de Guadalajara, advierte que “la cirugía consiste en estimular ciertas zonas cerebrales a base de electrodos, con lo que se logra, además de tratar los tics, ayudar a los cambios de personalidad que suelen padecer estos pacientes”.
Si me muerdo las uñas, ¿tengo un tic?
Clínicamente es difícil diferenciar un tic de un trastorno en el control de los impulsos, es decir, una compulsión.
Algunas de estas acciones, como morderse las uñas, arrancarse el pelo, entre otras, suelen presentarse en personas con el Síndrome de Tourette, pero no necesariamente tiene que ser un tic. Para saber diferenciar entre ambas situaciones y poder definir si es realmente un tic o no, Zúñiga explica que “hay que saber que un tic es un movimiento semivoluntario, donde el individuo siente necesidad de realizarlo, ya que le genera una tensión interna, que debe ser aliviada al realizar el tic, mientras que las compulsiones son ideas que trae metidas en la cabeza, las cuales le ordenan al paciente que debe estar realizando tal o cual actividad de manera repetida”.
Tipos
Tics motores simples: son los más frecuentes. Dentro de este grupo, el parpadeo o guiño de los ojos, las sacudidas verticales u horizontales de la cabeza y el encogimiento de hombros son los más habituales, aunque hay otros tics que afectan a brazos y piernas.
Tics motores complejos: golpearse a sí mismo, saltar, pisotear, aunque son poco frecuentes.
Tics fónicos o vocales simples: aclararse la garganta, gruñir, sorber por la nariz, resoplar.
Tics fónicos o vocales complejos: cuando el niño padece tics del tipo ecolalia (repite las palabras que le dirigen), alilalia (repite sus propias palabras) o coprolalia (emite palabras obscenas), se puede sospechar que sufre el Síndrome de Tourette.