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El menú ideal para seducir a una mujer

Chefs reconocidos comparten su experiencia para diseñar el encuentro perfecto entre las intenciones y los sentidos

GUADALAJARA, JALISCO (11/NOV/2014).- Una manera tradicional de seducir a la persona amada es, sin duda, por medio de su paladar; así, he aquí dos perspectivas desde las cuales, con detalle, el simple acto de comer se hace sofisticado para despertar la atracción y procurar el bienestar de quien represente nuestro interés afectivo, en un ritual donde los detalles son fundamentales y, por tanto, no está de más atender a la opinión de los profesionales del arte culinario.

Desde la perspectiva oriental

Para el chef Jaime Castillo, jefe de cocina en el restaurante Suntory de la ciudad, la clave para una cena en la que se desee cautivar a una mujer se encuentra en el adecuado “maridaje entre bebidas y alimentos”; así, en un establecimiento especializado en comida japonesa, esto significa tres tiempos de una comida en la que, progresivamente, se busca “seducir primero a través de la vista, luego del aroma y, por último, el sabor”.

De esta forma, la entrada tradicional para el menú del lugar es un sashimi, mixto especial, en el que se ofrece pescado fresco y hasta “siete especies diferentes” –lo que no es tradicional en el Japón, indicó el especialista–, un plato que “se sirve frío, es decir, no requiere ser consumido de forma rápida; esto, porque para quien tiene el propósito expreso de encantar a su pareja el tiempo es esencial, no se debe comer con prisas”.

Ahora bien, esta entrada se presenta “con un decorado especial con base en escultura de hielo, aunque también con flores y frutas; con todo, es mucho mejor si el cliente previamente se pone en contacto con nosotros porque un encuentro de este tipo no se prepara para fallar y hay que enfocarse en los gustos de cada persona”, sentencia el chef.

A la vista es mejor

Como segundo tiempo o estancia de la velada, el plato fuerte es el tepanyaki, el cual “se cocina a la vista del cliente en la sección de planchas; lo que debe hacerse notar es que la carne de res que se emplea aquí es importada de Japón –de la especie Kobe, muy apreciada allá–, pero nuestra especialidad es la langosta, que se elige viva del estanque”.

De esta forma, y haciendo uso de una “mantequilla especial”, afirma Castillo, el concepto que subyace aquí es que “ver lo que se prepara abre el apetito y, por otro lado, el cliente mismo puede elegir el término (grado de cocción) de sus alimentos”; esto, enfatiza, “porque la seducción a través de la comida se presenta en todas las culturas y la posibilidad de elegir es siempre importante, más si se trata de complacer a alguien que significa mucho para nosotros”.

Así, el tercer tiempo brinda a los comensales la posibilidad de un tempura helado, típico del establecimiento, “un postre frito y capeado con relleno de helado de vainilla y que puede presentarse cubierto de chocolate”; también, explica el chef, “se elabora con tapioca otro postre, que puede combinarse con vainilla, coco, fruta o chocolate”.

Atacar los sentidos

Después de todo, una cena de este tipo, “la idea es atacar los sentidos, porque se debe atraer desde la vista; pero, en mi experiencia, es fundamental aprovechar los momentos, acudir a elementos que le hagan recordar, un viaje a través de la comida que le remita a un sitio determinado y significativo. Asimismo, puede ser buena idea que al menos una parte de la comida se disfrute a ciegas (el postre, por ejemplo, que se prefiere crocante o aromático), excitando otros sentidos, jugando para eliminar la formalidad excesiva”.

Al final, una recomendación plausible es “conversar” previamente con el chef, apunta el chef, “pues da una idea de lo que puede resultar una velada, es útil porque la cuestión es no saturar al comensal o que nos falte algún detalle importante, un aspecto mínimo puede cambiarlo todo. Al fin y al cabo, el efecto total depende de numerosos factores”.

Como recomendación, Cabrera afirma que es siempre mejor tomar nota de aspectos esenciales para que “este proceso creativo” se lleve a cabo de modo efectivo, “a partir de los gustos de la persona, qué sabores le atraen o apasionan. Claro, sin olvidar el espacio, la música y la luz; porque esos detalles marcan las referencias”.

Los sabores de la seducción

Lo principal, sentencia Juan Cabrera —jefe de cocina para el restaurante del Hotel Quinta Real—, si se desea agradar a una mujer a través de una cena o comida especial es, ante todo, “conocer sus gustos, y a partir de eso, un chef puede trabajar en combinaciones para, de acuerdo con lo que a uno le agrada, preparar un menú para la ocasión”.

En este sentido, comenta, “lo ideal es comenzar con una entrada, algo que sirva como introducción, una sorpresa; así, lo preferible es algo fresco, quizá elegiría algo crudo y que agrade al paladar, quizá una carne tártara o un carpacho. Esto es previo a un plato fuerte, donde creo que la pasta es garantía porque, por tradición (hay películas famosas que lo constatan) tiene algo de lúdico”.

Ahora bien, en caso de que las preferencias de una dama se inclinen por “lo elegante”, dice el chef, “se puede optar por un pescado, salmón tal vez, pero funcionan muy bien los cortes de carne roja; finalmente, en lo que respecta al postre, si se cocina en casa las opciones se reducen pero siempre se pueden hacer combinaciones con frutos rojos (el color es importante) o exóticos (como el maracuyá), en combinación con chocolate”.

Para beber, lo usual es pensar en vino y, en opinión de Cabrera, “lo ideal es pensar en una variedad rosada y espumosa, que se lleva casi con todo y viene bien frío; igual un vino blanco. Si se elige el rojo, es una aventura porque tiene un golpe más fuerte al paladar y podría limitar el disfrute”.

SUGERENCIA DE JAIME
Bebida y ambientación


Para acompañar esta velada, la bebida no es de menor importancia y, en lo particular, el restaurante ofrece acompañar los alimentos con umeshu —exclusivo de la empresa—, un licor preparado a base de fermentación de la ciruela japonesa y que, comenta Castillo, “desde su preparación se piensa elaborado para una dama”; con todo, es posible pedir asimismo un whisky yamasaki, “con notas de mantequilla y cítricos en su sabor”.

Ceremoniosamente, todo lo anterior se acompaña de decorados especiales y, como se sugiere, “porque es un elemento fundamental”, asegura el chef, “se puede elegir uno de los ‘privados’ del restaurante, en función de acrecentar la intimidad y acompañados de buena música en un espacio apartado y relajado, rodeados de una decoración especial”.

Finalmente, nunca está de más –sentencia Castillo– que “si existe un plan, avisar al chef, de modo que se sigan especificaciones detalladas que siempre ayudan cuando se trata de satisfacer a un cliente de la mejor manera; esto permite trabajar con bases específicas pero también desarrollar la creatividad particular y conseguir los mejores resultados”.

SUGERENCIA
El menú de Juan Cabrera


Entrada: Carne tártara (de atún o res), con toque picante y pan crocante/ o bien, aguachile con callo de almeja

Plato fuerte: Un buen corte de res (mignon con tocino) o filete de pescado/ o una pasta con hongos salteados, un poco de balsámico, cilantro, epazote y albahaca

Postre: Una combinación de chocolate y fruta (sencillo y efectivo)/ un mousse, por ejemplo o un brownie especial

Bebida: vino rosado (espumoso) o blanco

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