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El consuelo de las solteras
Durante más de 40 años, San Antonio de Padua ha sido un barrio tradicional de Guadalajara que hicieron popular las “desafortunadas” en el amor
GUADALAJARA, JALISCO (26/FEB/2011).- Es muy conocido entre las solteras que tienen urgencia de una pareja y que se han puesto el título de “desafortunadas” en el amor, acudir con oraciones, plegarias y veladoras al templo de San Antonio de Padua, que ha tomado su principal referente precisamente por ayudar a encontrar al ser amado a las féminas que luchan por conseguirlo.
Hablar de San Antonio es referirse más que a una iglesia ubicada en el barrio que lleva ese mismo nombre, es todo un contexto citadino con una tradición desde hace más de cuatro décadas que ha pasado por altos y bajos y que hoy en día, continua con su arraigo, tradiciones y crecimiento.
Se hace mención de la “labor” de este santo porque gracias a la devoción de las solteras se hizo de este rincón de Guadalajara una verdadera tradición, que hasta la fecha sigue vigente: acudir todos los martes a prender veladoras y a rogar a San Antonio por una pareja. Esto permitió que el comercio en los alrededores de la parroquia comenzara a tener mayor auge; a pesar de ello el barrio vino en declive y se quedó prácticamente estancado. Alrededor de 10 años más tarde volvió a resurgir, pues la industria cercana de pisos, baños y azulejos de la zona aledaña imperó un mayor número de comercios tanto de comida, mercadería y antojos, a fin de satisfacer las necesidades tanto de los trabajadores como de los visitantes.
A nuestros días, San Antonio se mantiene con esa misma tradición. Llegado el día martes aumenta el número de misas en el templo; mujeres de todas las edades desfilan con veladora en mano en busca del “milagro” del santo para que les consiga a su verdadero amor. La actividad comercial en ese día se ve en aumento, desde comercios establecidos hasta el mercado informal, que aprovecha las visitas de las damas para convertir al barrio de San Antonio en todo un festín de comida, bebida y “antojitos”.
Una probadita de tradición
Dentro de los múltiples comercios que se ubican alrededor de la parroquia se encuentran las Nieves San Antonio. Si alguien ha venido a este lugar, seguro habrá pasado a este sitio que se ubica justo a un costado del templo. Ahí, se ofrece una de las mejores nieves artesanales de garrafa de nuestra ciudad, que es procurada por cientos de visitantes debido a su exquisito y único sabor. Se ha convertido en un lugar tradicional del barrio, y sin lugar a dudas no puede dejar de probar algunos de sus múltiples sabores.
La nieve de garrafa de San Antonio se ha convertido en una parte esencial de este barrio. Desde su llegada, en el año de 1994, ha ofrecido a los paladares de los tapatíos una nieve diferente, artesanal y variada que hoy en día sigue con un auge importante en la industria del helado. Actualmente ofrece 25 diferentes sabores, que van desde una sencilla nieve de limón, hasta las más extrañas, como chongos zamoranos, queso y pistache, entre otras. “El barrio de San Antonio es un lugar muy tradicional de Guadalajara y las nieves también se han hecho parte de esa tradición. La nieve de garrafa debe tener un proceso muy especial, de carácter artesanal, donde la base y esencia del producto final, sin lugar a dudas, es la leche. Dentro de los sabores más vendidos y solicitados por nuestros clientes es la nieve de nuez y de vainilla”, apuntó César Flores, propietario del lugar.
El proceso de elaboración de la nieve de garrafa hace que ésta, sea diferente a cualquier otro helado. Su fabricación consiste principalmente en el arte de transformar con las manos la base del helado de un estado líquido a sólido, y se logra mediante el movimiento circular de la garrafa (cilindro de acero donde se introduce la nieve), que se coloca dentro de una cubeta de madera rellena de hielo y sal sucia. “Sin la sal es imposible hacer la nieve, pues ésta hace que la temperatura disminuya a dos grados bajo cero”, explicó César.
Así que si se considera “desafortunada” en el amor y desea comprobar la tradición que envuelve a este lugar, bien vale la pena darse una vuelta por San Antonio, donde la cocina, el comercio, el antojo y la esperanza se fusionan en un mismo sitio.
Hablar de San Antonio es referirse más que a una iglesia ubicada en el barrio que lleva ese mismo nombre, es todo un contexto citadino con una tradición desde hace más de cuatro décadas que ha pasado por altos y bajos y que hoy en día, continua con su arraigo, tradiciones y crecimiento.
Se hace mención de la “labor” de este santo porque gracias a la devoción de las solteras se hizo de este rincón de Guadalajara una verdadera tradición, que hasta la fecha sigue vigente: acudir todos los martes a prender veladoras y a rogar a San Antonio por una pareja. Esto permitió que el comercio en los alrededores de la parroquia comenzara a tener mayor auge; a pesar de ello el barrio vino en declive y se quedó prácticamente estancado. Alrededor de 10 años más tarde volvió a resurgir, pues la industria cercana de pisos, baños y azulejos de la zona aledaña imperó un mayor número de comercios tanto de comida, mercadería y antojos, a fin de satisfacer las necesidades tanto de los trabajadores como de los visitantes.
A nuestros días, San Antonio se mantiene con esa misma tradición. Llegado el día martes aumenta el número de misas en el templo; mujeres de todas las edades desfilan con veladora en mano en busca del “milagro” del santo para que les consiga a su verdadero amor. La actividad comercial en ese día se ve en aumento, desde comercios establecidos hasta el mercado informal, que aprovecha las visitas de las damas para convertir al barrio de San Antonio en todo un festín de comida, bebida y “antojitos”.
Una probadita de tradición
Dentro de los múltiples comercios que se ubican alrededor de la parroquia se encuentran las Nieves San Antonio. Si alguien ha venido a este lugar, seguro habrá pasado a este sitio que se ubica justo a un costado del templo. Ahí, se ofrece una de las mejores nieves artesanales de garrafa de nuestra ciudad, que es procurada por cientos de visitantes debido a su exquisito y único sabor. Se ha convertido en un lugar tradicional del barrio, y sin lugar a dudas no puede dejar de probar algunos de sus múltiples sabores.
La nieve de garrafa de San Antonio se ha convertido en una parte esencial de este barrio. Desde su llegada, en el año de 1994, ha ofrecido a los paladares de los tapatíos una nieve diferente, artesanal y variada que hoy en día sigue con un auge importante en la industria del helado. Actualmente ofrece 25 diferentes sabores, que van desde una sencilla nieve de limón, hasta las más extrañas, como chongos zamoranos, queso y pistache, entre otras. “El barrio de San Antonio es un lugar muy tradicional de Guadalajara y las nieves también se han hecho parte de esa tradición. La nieve de garrafa debe tener un proceso muy especial, de carácter artesanal, donde la base y esencia del producto final, sin lugar a dudas, es la leche. Dentro de los sabores más vendidos y solicitados por nuestros clientes es la nieve de nuez y de vainilla”, apuntó César Flores, propietario del lugar.
El proceso de elaboración de la nieve de garrafa hace que ésta, sea diferente a cualquier otro helado. Su fabricación consiste principalmente en el arte de transformar con las manos la base del helado de un estado líquido a sólido, y se logra mediante el movimiento circular de la garrafa (cilindro de acero donde se introduce la nieve), que se coloca dentro de una cubeta de madera rellena de hielo y sal sucia. “Sin la sal es imposible hacer la nieve, pues ésta hace que la temperatura disminuya a dos grados bajo cero”, explicó César.
Así que si se considera “desafortunada” en el amor y desea comprobar la tradición que envuelve a este lugar, bien vale la pena darse una vuelta por San Antonio, donde la cocina, el comercio, el antojo y la esperanza se fusionan en un mismo sitio.