Las cosas no pintaban nada bien el lunes pasado para los mercados financieros nacionales. La Secretaría de Hacienda y el Banco de México, a través de la Comisión de Cambios, comenzaron la venta, cada día, de 100 millones de dólares de las reservas del país, y el billete estadounidense, por diversos factores, se volvió a encarecer, a lo que se sumó un nuevo descenso en la Bolsa.
Pero después del lunes, todo ha sido miel sobre hojuelas, para tranquilidad del país en una crisis que proviene del exterior y que no deja de darnos ingratas sorpresas.
En cuatro días, del martes al viernes, el peso ha recuperado 6.3% frente a la moneda estadounidense, y el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores recuperó 14% en cuatro días. Esto debe dar tranquilidad, aunque todavía se esté muy lejos de alcanzar el punto de inflexión ante los agobios económicos.
El Gobierno ha insistido, y en esto hay que ser enfáticos, en que como mexicanos no sólo debemos preocuparnos; debemos fundamentalmente ocuparnos en atender nuestras responsabilidades.
Es muy probable que veamos nuevas agitaciones, y que eso afecte a los sectores productivos del país y, en consecuencia, al empleo y el poder adquisitivo de los mexicanos. Pero si en algo debe ayudar lo que ocurrió esta semana con el peso y la Bolsa, es en comprender que, aunque existe la incertidumbre y la especulación sobre la economía del país, en el fondo México tiene la capacidad de recuperarse.
Al presentar ayer el Pacto Nacional por la Vivienda para Vivir Mejor, el Presidente Felipe Calderón reiteró la importancia de confiar en nosotros. “Es cierto que enfrentamos una coyuntura difícil, pero también es cierto que todos, en la medida de nuestras posibilidades, tenemos algo que aportar. Y por eso es bueno preguntarnos qué es lo que cada quien puede hacer, desde su ámbito, para que México supere lo más rápidamente que se pueda esta situación”.
Si se atiende esta invitación, no hay duda alguna de que en el largo plazo se superarán las dificultades económicas que ahora enfrenta el país.
Pero después del lunes, todo ha sido miel sobre hojuelas, para tranquilidad del país en una crisis que proviene del exterior y que no deja de darnos ingratas sorpresas.
En cuatro días, del martes al viernes, el peso ha recuperado 6.3% frente a la moneda estadounidense, y el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores recuperó 14% en cuatro días. Esto debe dar tranquilidad, aunque todavía se esté muy lejos de alcanzar el punto de inflexión ante los agobios económicos.
El Gobierno ha insistido, y en esto hay que ser enfáticos, en que como mexicanos no sólo debemos preocuparnos; debemos fundamentalmente ocuparnos en atender nuestras responsabilidades.
Es muy probable que veamos nuevas agitaciones, y que eso afecte a los sectores productivos del país y, en consecuencia, al empleo y el poder adquisitivo de los mexicanos. Pero si en algo debe ayudar lo que ocurrió esta semana con el peso y la Bolsa, es en comprender que, aunque existe la incertidumbre y la especulación sobre la economía del país, en el fondo México tiene la capacidad de recuperarse.
Al presentar ayer el Pacto Nacional por la Vivienda para Vivir Mejor, el Presidente Felipe Calderón reiteró la importancia de confiar en nosotros. “Es cierto que enfrentamos una coyuntura difícil, pero también es cierto que todos, en la medida de nuestras posibilidades, tenemos algo que aportar. Y por eso es bueno preguntarnos qué es lo que cada quien puede hacer, desde su ámbito, para que México supere lo más rápidamente que se pueda esta situación”.
Si se atiende esta invitación, no hay duda alguna de que en el largo plazo se superarán las dificultades económicas que ahora enfrenta el país.