México
“Notas sobre la reforma política”
Como su nombre lo indica, ésta sólo importa a los políticos, los miembros del infelizaje no podemos esperar nada bueno
Como su nombre lo indica, ésta sólo importa a los políticos, los miembros del infelizaje no podemos esperar nada bueno, excepto que los que la discutan van a estar ocupados en conseguir prebendas y puede que frieguen menos. Lo que no me cabe la menor duda de que se va a aprobar es lo de la reelección, por la sencilla razón de que quienes desean reelegirse son precisamente los que van a votarla; como en todo hay excepciones, los únicos a los que no interesará son aquellos que creen van a mejorar y los van a hacer gobernadores o cargos que consideran superiores, los demás están muy contentitos, y más si ahí se quedan. No podemos olvidar que la reelección históricamente ha sido generadora de violencia en nuestro país. El pretexto es que se van a profesionalizar y que la raza va a premiar, que vaya que si es premio, a los “buenos” y castigar a los malos, al no dejar que se reelijan. Visto así, actualmente se les castiga al cesar la chamba. A la mejor podría ser si fuéramos un país civilizado, que no lo somos, y supiéramos quiénes son y qué hacen nuestros representantes populares. ¿Lo sabe usted?
El engaño viene cuando se dice y suena muy bien, que se reducirá en número de diputados y senadores, lo cual resulta una mentira disfrazada, el proyecto de Calderón pretende reducir 40 diputados de partido (que son los que llegan por corrupción partidaria, sin haber sido elegidos) y 60 de elección directa, que por malos que sean fueron elegidos por el voto de la gente. O sea que quedarían 240 de elección directa y 160 a los que eligió su partido para gobernarnos. Como si no estuviéramos viviendo ya una inmunda partidocracia. Los llamados de partido —hoy de representación proporcional— se crearon como cuota de corrupción para que los entonces partidos pequeños, que rara vez ganaban, tuvieran acceso a la nómina, y dice el refrán que árbol que crece torcido jamás su tronco endereza.
La oferta más atractiva es por la que se permitirán las candidaturas independientes, con lo que, cuando menos da la posibilidad de que alguien que no sea político profesional, que aficionado tendrá que serlo porque si no, no se metería, fuera electo. El problema es el financiamiento, ya que los partidos políticos reciben muchos millones de pesos de subsidio, y los reciben en proporción de votantes, no de los votos que obtengan, o sea que ganen o pierdan ellos reciben, por lo que tendrían que darles a los independientes y ahí es donde la puerca torció el rabo, ya que como que a los dueños de los partidos no se les da eso de compartir. En fin, esto es plática.
El engaño viene cuando se dice y suena muy bien, que se reducirá en número de diputados y senadores, lo cual resulta una mentira disfrazada, el proyecto de Calderón pretende reducir 40 diputados de partido (que son los que llegan por corrupción partidaria, sin haber sido elegidos) y 60 de elección directa, que por malos que sean fueron elegidos por el voto de la gente. O sea que quedarían 240 de elección directa y 160 a los que eligió su partido para gobernarnos. Como si no estuviéramos viviendo ya una inmunda partidocracia. Los llamados de partido —hoy de representación proporcional— se crearon como cuota de corrupción para que los entonces partidos pequeños, que rara vez ganaban, tuvieran acceso a la nómina, y dice el refrán que árbol que crece torcido jamás su tronco endereza.
La oferta más atractiva es por la que se permitirán las candidaturas independientes, con lo que, cuando menos da la posibilidad de que alguien que no sea político profesional, que aficionado tendrá que serlo porque si no, no se metería, fuera electo. El problema es el financiamiento, ya que los partidos políticos reciben muchos millones de pesos de subsidio, y los reciben en proporción de votantes, no de los votos que obtengan, o sea que ganen o pierdan ellos reciben, por lo que tendrían que darles a los independientes y ahí es donde la puerca torció el rabo, ya que como que a los dueños de los partidos no se les da eso de compartir. En fin, esto es plática.