Jalisco
Yo (no) me curé de homosexualidad
Muchas personas homosexuales se ven presionadas a tomar tratamientos para ''corregirse''
GUADALAJARA , JALISCO (17/NOV/2013).- La Iglesia Católica los llama “emocionalmente inestables”. Algunos les dicen “desviados”. Otros grupos creen que una pareja de homosexuales no es digna de tener los mismos derechos jurídicos que cualquier otro contribuyente. Lo que sabe XY, como llamaremos a nuestro personaje, es que él tuvo que mentir para que lo dejaran en paz por su preferencia sexual. En su momento, él tuvo que decir que la homosexualidad se le había “curado”.
Hace seis años, cuando XY era menor de edad, sus hermanas lo encontraron besándose con un chico. Y la pesadilla comenzó: las hermanas le dijeron a su madre y XY tuvo que vivir seis meses encerrado sin teléfono, sin dinero, sin amigos. Le hackearon las cuentas de correo y su computadora estaba intervenida. La advertencia que le hicieron fue que le quitarían los estudios si seguía viendo al chico que amaba.
La madre de XY es de las que piensa con un rosario en la mano. Un día, después de escuchar a Adriana Corona en su programa de valores familiares por la radio, decidió meterlo a un curso para “sanar su alma”.
La locutora Adriana Corona cree que la homosexualidad es una conducta aprendida. Que para ser homosexual hay que tener problemas psicológicos desde la infancia: si eres gay es porque eres el único hombre de la casa, si eres lesbiana es porque tu papá te violó de niña, o si eres bisexual es porque nadie te abrazó cuando eras chiquito.
El primer paso, dice la comunicadora, es aceptar “que se tiene un problema”. Y aunque ella no cree que la homosexualidad sea una enfermedad, dice que el tratamiento es como el del alcoholismo: admitir el problema, análisis de la personalidad, reajuste de las relaciones interpersonales, dependencia de un poder superior (en este caso, Dios) y el trabajo en conjunto.
“Lo más triste es ir cada semana a las terapias, y que los chicos terminen enamorándose de los compañeros, y llegas a tu casa y tu familia te recrimina que no se te quita (lo gay) porque no le echas ganas”, dice XY.
—¿Desde el principio, tú sabías que no te ibas a curar? —se le pregunta al joven que hoy es funcionario público.
—Sí: yo, desde que asumí mi rol, sabía que no iba a curarme, porque no estaba enfermo. Lo hice, y dije que me había curado porque eso hacía sentir mejor a la sociedad con la que estaba en ese momento.
Un comportamiento frecuente
De acuerdo con Osmar Matzui, jefe del departamento de Salud Pública de la Universidad de Guadalajara, la homosexualidad no se puede considerar una enfermedad, sino un comportamiento que el ser humano comparte con mil 500 especies del reino animal.
“Hay estudios que han demostrado que no hay cambios en la cantidad de hormonas masculinas que producen. Es más: en algunos estudios se ha comprobado que las personas con atracción a su mismo sexo tienen más hormonas masculinas”.
Se estima que uno de cada cuatro cisnes negros son homosexuales: “Hay casos donde las hembras tienen cópula, procrean y luego corren al macho del nido”. El sexólogo también comentó, en entrevista, que no existen especies donde no se hayan encontrado comportamientos homosexuales, “con excepción de las especies que nunca tienen sexo, como los erizos marinos”.
XY pagó en tres años de terapias cerca de 100 mil pesos para que su familia estuviera contenta. Después salió del país para estudiar lo que él quería y, una vez que regresó, salió del clóset. “Hoy lo hago anónimo porque sí quede traumado con todo lo que pasó”.
Un problema viejo: la omisión de la autoridad
La utilización de fondos públicos en el patrocinio de un curso de sanación contra la homosexualidad le significó un escándalo a la anterior administración del Gobierno del Estado, en 2010. En su momento, el Congreso local autorizó presentar una denuncia penal por la desviación de dinero para un acto religioso.
La denuncia penal sigue congelada, pero no así los recuerdos de XY, un hombre que cuenta el tamaño del negocio en estas prácticas: “Te dicen que es una conducta aprendida, pero el proceso de sanación tiene que ver con terapias mentales de shock, con exorcismos. Prácticas que ya fueron prohibidas en Estados Unidos, pero aquí sigue igual”.
En febrero de 2011 la periodista Laura Castellanos publicó en la revista Gatopardo que, en uno de los retiros supuestamente patrocinados por el Gobierno del Estado, el instructor condenó la masturbación y las fantasías sexuales por ser evasiones emocionales adictivas, realidad que “Satán no quiere que sepamos”. Para eliminarlas recomendó ejercicio, respiraciones profundas, orar por si estaban poseídos por algún espíritu del mal y, en caso de urgencia por manosearse, llamar por teléfono a algún familiar o amistad heterosexual para que lo impidiera.
“La falta de regulación está haciendo que América Latina sea un nicho de mercado para estas agrupaciones”, dice el investigador. Sin embargo, la conductora niega categóricamente que dentro de los cursos haya conductas provechosas.
—Pero ¿no sería mejor para ella que hubiera más gays fuera del clóset, para que pudiera ofrecer más ayuda? —se le pregunta.
—Habría más dolor. Tú lo dices porque no conoces a Dios.
En Jalisco, el avance más reciente en torno a los derechos de las personas homosexuales está vinculado a la aprobación de la Ley de Libre Convivencia, que entrará en vigor en enero de 2014. Pero además, en el Senado de la República, durante la semana que termina un grupo de legisladores presentó una iniciativa para garantizar directamente el derecho de estas personas a contraer unión civil. La discusión está abierta.
Omar García
SABER MÁS
Hasta el siglo pasado fue una “enfermedad”
> El 17 de mayo de 1973 la Asociación Psicológica Americana (APA) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades mentales.
> Se ha descubierto que algunos homosexuales, hombres y mujeres pueden padecer depresión, no por su orientación sexual, sino por el estigma y la discriminación (APA, 2010), muchas de las veces proveniente de las familias, lo social, la política y hasta la religión.
> En 2011 la misma APA (2011) propuso que es importante comprender los efectos del estigma y sus diversas manifestaciones en las vidas de las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans. Por eso prohíbe los cursos que intentan curar estos comportamientos.
Hace seis años, cuando XY era menor de edad, sus hermanas lo encontraron besándose con un chico. Y la pesadilla comenzó: las hermanas le dijeron a su madre y XY tuvo que vivir seis meses encerrado sin teléfono, sin dinero, sin amigos. Le hackearon las cuentas de correo y su computadora estaba intervenida. La advertencia que le hicieron fue que le quitarían los estudios si seguía viendo al chico que amaba.
La madre de XY es de las que piensa con un rosario en la mano. Un día, después de escuchar a Adriana Corona en su programa de valores familiares por la radio, decidió meterlo a un curso para “sanar su alma”.
La locutora Adriana Corona cree que la homosexualidad es una conducta aprendida. Que para ser homosexual hay que tener problemas psicológicos desde la infancia: si eres gay es porque eres el único hombre de la casa, si eres lesbiana es porque tu papá te violó de niña, o si eres bisexual es porque nadie te abrazó cuando eras chiquito.
El primer paso, dice la comunicadora, es aceptar “que se tiene un problema”. Y aunque ella no cree que la homosexualidad sea una enfermedad, dice que el tratamiento es como el del alcoholismo: admitir el problema, análisis de la personalidad, reajuste de las relaciones interpersonales, dependencia de un poder superior (en este caso, Dios) y el trabajo en conjunto.
“Lo más triste es ir cada semana a las terapias, y que los chicos terminen enamorándose de los compañeros, y llegas a tu casa y tu familia te recrimina que no se te quita (lo gay) porque no le echas ganas”, dice XY.
—¿Desde el principio, tú sabías que no te ibas a curar? —se le pregunta al joven que hoy es funcionario público.
—Sí: yo, desde que asumí mi rol, sabía que no iba a curarme, porque no estaba enfermo. Lo hice, y dije que me había curado porque eso hacía sentir mejor a la sociedad con la que estaba en ese momento.
Un comportamiento frecuente
De acuerdo con Osmar Matzui, jefe del departamento de Salud Pública de la Universidad de Guadalajara, la homosexualidad no se puede considerar una enfermedad, sino un comportamiento que el ser humano comparte con mil 500 especies del reino animal.
“Hay estudios que han demostrado que no hay cambios en la cantidad de hormonas masculinas que producen. Es más: en algunos estudios se ha comprobado que las personas con atracción a su mismo sexo tienen más hormonas masculinas”.
Se estima que uno de cada cuatro cisnes negros son homosexuales: “Hay casos donde las hembras tienen cópula, procrean y luego corren al macho del nido”. El sexólogo también comentó, en entrevista, que no existen especies donde no se hayan encontrado comportamientos homosexuales, “con excepción de las especies que nunca tienen sexo, como los erizos marinos”.
XY pagó en tres años de terapias cerca de 100 mil pesos para que su familia estuviera contenta. Después salió del país para estudiar lo que él quería y, una vez que regresó, salió del clóset. “Hoy lo hago anónimo porque sí quede traumado con todo lo que pasó”.
Un problema viejo: la omisión de la autoridad
La utilización de fondos públicos en el patrocinio de un curso de sanación contra la homosexualidad le significó un escándalo a la anterior administración del Gobierno del Estado, en 2010. En su momento, el Congreso local autorizó presentar una denuncia penal por la desviación de dinero para un acto religioso.
La denuncia penal sigue congelada, pero no así los recuerdos de XY, un hombre que cuenta el tamaño del negocio en estas prácticas: “Te dicen que es una conducta aprendida, pero el proceso de sanación tiene que ver con terapias mentales de shock, con exorcismos. Prácticas que ya fueron prohibidas en Estados Unidos, pero aquí sigue igual”.
En febrero de 2011 la periodista Laura Castellanos publicó en la revista Gatopardo que, en uno de los retiros supuestamente patrocinados por el Gobierno del Estado, el instructor condenó la masturbación y las fantasías sexuales por ser evasiones emocionales adictivas, realidad que “Satán no quiere que sepamos”. Para eliminarlas recomendó ejercicio, respiraciones profundas, orar por si estaban poseídos por algún espíritu del mal y, en caso de urgencia por manosearse, llamar por teléfono a algún familiar o amistad heterosexual para que lo impidiera.
“La falta de regulación está haciendo que América Latina sea un nicho de mercado para estas agrupaciones”, dice el investigador. Sin embargo, la conductora niega categóricamente que dentro de los cursos haya conductas provechosas.
—Pero ¿no sería mejor para ella que hubiera más gays fuera del clóset, para que pudiera ofrecer más ayuda? —se le pregunta.
—Habría más dolor. Tú lo dices porque no conoces a Dios.
En Jalisco, el avance más reciente en torno a los derechos de las personas homosexuales está vinculado a la aprobación de la Ley de Libre Convivencia, que entrará en vigor en enero de 2014. Pero además, en el Senado de la República, durante la semana que termina un grupo de legisladores presentó una iniciativa para garantizar directamente el derecho de estas personas a contraer unión civil. La discusión está abierta.
Omar García
SABER MÁS
Hasta el siglo pasado fue una “enfermedad”
> El 17 de mayo de 1973 la Asociación Psicológica Americana (APA) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades mentales.
> Se ha descubierto que algunos homosexuales, hombres y mujeres pueden padecer depresión, no por su orientación sexual, sino por el estigma y la discriminación (APA, 2010), muchas de las veces proveniente de las familias, lo social, la política y hasta la religión.
> En 2011 la misma APA (2011) propuso que es importante comprender los efectos del estigma y sus diversas manifestaciones en las vidas de las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans. Por eso prohíbe los cursos que intentan curar estos comportamientos.