Jalisco

Usuarios y ciudadanos sucumben ante lucha magisterial

La Avenida Hidalgo sigue cerrada por la manifestación, el servicio del trolebús se encuentra suspendido

GUADALAJARA, JALISCO (12/FEB/2013).- Con ayuda de una muleta, Don Marcos Rodríguez llegó a duras penas al parabús del Par Vial, y se detuvo de uno de los pilares mientras detenía con su mano derecha una pequeña bolsa, la muleta  reposaba en su axila. Pero el trolebús no pasaría, ya que la Avenida Hidalgo sigue cerrada por los miembros de la Asamblea Magisterial Democrática de Jalisco.
 
Ahora los pasos de Marcos, dirigidos por sus sandalias, se dirigirán hasta la calle Prisciliano Sánchez; "hasta allá" dice con pesadez, donde tomará otro autobús que lo llevará a su casa en el Sector Libertad.
 
Marcos llevaba diez minutos esperando la ruta 400, "Si no están pasando no se puede ir uno. Agarraría un carro, pero ni eso, porque debo agarrar uno hasta allá para que se vaya por el túnel".
 
"¡La gente se pregunta: ¿y estos quiénes son? Somos maestros y queremos solución!", gritaban los profesores frente al Congreso del Estado, a unas cuadras, dejando atrás los cuatro trolebuses detenidos a un costa de la Catedral, uno tras otro usuario de transporte llegaba al parabús, notaba el tráfico y un taxista u otros usuarios comunicaban la lamentable noticia: "no está pasando el camión".
 
Y como previendo el trajín, las personas repetían las mismas señas: suspiro, mirada gacha, y luego daban un vistazo al cielo para notar el sol radiante que azotaba cada espacio sin sombra. Sin embargo, ni eso abatía a las decenas de maestros que seguían gritando consignas ahora no por la reforma educativa, ya que sus críticas se centraron en el secretario de Educación, Francisco Ayón.
 
A pesar de las molestias, los miembros de la asamblea se mostraban relajados, reían tras una rima pícara y daban un mordida al lonche, chupaban la paleta, o tomaban un sorbo de la botella de agua que les vendían comerciantes ambulantes que aprovechaban la ociosidad de los profesores.
 
Un contraste radical del ambiente acontecía en las puertas del Congreso. En cada una, los guardias de seguridad recibían inmutados los gritos, risas y los rayos del sol. Su ceño fruncido sólo les daba un aspecto de mayor insensibilidad. "No se puede pasar" decían a cada incauto que pretendía ingresar al Congreso.
 
Por la puerta de la calle Independencia, los vidrios laterales dejaban ver varios muebles atravesados, lo que provocaba mofa de parte de los manifestantes que no dejaban de repetir que su movimiento es pacífico.
 
El panorama por venir es claro con las casas de campaña plantadas en la Plaza Liberación, y los dichos de los voceros que mantendrán la lucha; y como la consigna "¡Zapata vive, vive!, ¡la lucha sigue, sigue!": Los maestros viven, viven, y su plantón sigue, sigue.

EL INFORMADOR / SAÚL PRIETO

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