Jalisco

Somos los que alegramos a la población: cohetero

Especialistas en el manejo de la pólvora narran las satisfacciones, pero también las desgracias que se viven en los talleres

GUADALAJARA, JALISCO (15/SEP/2012).- Con medio siglo como cohetero, a don Fidencio Corona Robles le da gran satisfacción su oficio heredado de su progenitor. “Somos los que alegramos a la población”. Sin embargo, admite que además de que las ventas no son prometedoras debido a factores como la violencia que ocasiona el crimen organizado, este oficio le ha dejado tragos muy amargos, como la muerte de dos de sus hijos (uno muerto hace 15 años y otro hace cuatro) en accidentes del trabajo en el taller de la cohetería.

Dice que los accidentes suceden en ocasiones por factores que no están al alcance de detectar, como la mala calidad de los materiales, “y porque los trabajadores fumen en las coheterías. El material se altera solo”.

En la zona de polvorines en San Gaspar, en plena barranca del Río Santiago en territorio tonalteca, don Fidencio (como le dicen sus conocidos) detalla que su clientela se tiene entre los ayuntamientos en las fiestas cívicas, los festejos religiosos de las parroquias y la demanda de los casinos en las tertulias familiares.

Entre sus satisfacciones, confiesa haber ganado varios concursos, entre ellos uno de las Fiestas de Octubre.

Además de los festejos de los santos católicos de las parroquias, este pirotécnico resalta el gran poder de convocatoria de la Virgen de Zapopan en sus tradicionales visitas a los templos, durante la temporada de lluvias, en la zona metropolitana tapatía.

Reconoce que hay que cumplir con los reglamentos de protección civil y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), aunque esto traiga esfuerzo. Dice que está por pagar una multa de unos seis mil pesos que le aplicó la autoridad militar por no haber cumplido con el llenado de unas bitácoras en unos libros exigidos para el control de materiales que se requieren en los talleres de pirotecnia. Admitió que no cumplió a tiempo con esta obligación.

No experimentar sin saber

Con toda su vida dedicada a la pirotecnia, el cohetero Carmen Estrada Pérez (de 52 años) comenta que de lo aprendido del oficio hay que destacar que no deben revolverse los materiales que suponen riesgo.

En su sitio de trabajo en la barranca del Río Santiago, en Tonalá, expresa que deben acatarse las medidas que les dicta la Sedena, como las observaciones del Plan Vulcano y su contenido, como tener equipo para prevenir situaciones de riesgo, desde pararrayos hasta lo elemental, como arena, extinguidores y los letreros en zonas de peligro.

Con preocupación, señala que los talleres de pirotecnia que por mucho tiempo han trabajado en la zona de la barranca cercana a San Gaspar, cada vez más son rodeados de fraccionamientos habitacionales, como el caso del desarrollo Rincón del Prado. Recuerda que hace 25 años que los talleres están en terrenos sin fincas cercanas y casi todo era monte lleno de árboles, mientras que ahora lo que era barranca se llena de calles y casas.

INDUSTRIA DE COLORES
Padecen la informalidad


El principal centro de industria pirotécnica del país se encuentra en Tultepec, Estado de México, donde se generan unos 70 mil empleos.

En Jalisco la pirotecnia emplea a cuatro mil personas.

Hay mil 500 giros formales en el país (70 en Jalisco). Se estima que hay unos 40 mil giros clandestinos.

En las fechas del 4 de julio, Estados Unidos importa más 200 millones de dólares en pirotecnia, sobre todo de China.

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