Jalisco

Pasajeros 'aguantan' la decadencia en antigua Central

Comerciantes relatan cómo los visitantes a la estación camionera batallan con las instalaciones

GUADALAJARA, JALISCO (07/MAY/2014).- En un recorrido realizado por este medio se constató la evidente decadencia en la que se encuentra la antigua Central Camionera. El pasillo de ingreso a los andenes está escasamente iluminado; el cableado y las vigas están expuestos a la vista de los pasajeros y los mosaicos del piso están plagados de viejos chicles que han pasado a formar parte del pavimento.

Para ingresar al área de los andenes se tiene que pagar una cuota de 50 centavos, no obstante, los pasajeros hacen caso omiso de las señales escritas a mano y acceden al lugar sin pagar.

La zona de abordaje no es mucho mejor, los puestos comerciales se confunden con las taquillas de las líneas de autobuses y los restos de comida y envases desechables obstruyen el paso de los pasajeros y sus maletas.

Desde el estacionamiento de los camiones se puede apreciar el edificio que contiene las oficinas de la central, no obstante, a la vista saltan las ventanas rotas y las paredes agrietadas que acentúan el poco cuidado que se le ha dado al lugar. “Todo está muy feo, necesitan remodelar la imagen, las paredes, los baños...” comenta Jesús, un usuario de la central.

Incluso los choferes parecen descontentos con el estado actual de la vieja estación.

“Uno no se puede ni sentar”

“Aquí no se puede estar”, se lamenta uno de los operadores, quien prefirió permanecer anónimo. “Mira las bancas, uno no se puede ni sentar, mira las paredes. Por afuera hasta da miedo, es inseguro para los pasajeros”.

Locatarios aledaños a la estación también se muestran en desacuerdo con la poca atención que ha recibido el lugar. Lupita trabaja hace más de 30 años como bolera afuera de la terminal 2 y, según asegura, nunca ha visto que las autoridades realicen reparaciones en la estación de autobuses. “No han hecho nada”, afirmó con convicción, “Ve cómo está el piso, todo levantado. Los clientes a veces se tropiezan y me los ahuyentan, y todo sucio, uno trata de barrer, pero no se puede. Que esté así no es bueno para el negocio”.

Luis Alejandro Cerda, director general administrativo de la Secretaría de Movilidad (Semov) aseguró que desde que inició la nueva administración se han realizado pequeñas mejoras en las instalaciones de la central, especialmente en los baños. No obstante, los pasajeros no parecen estar de acuerdo con él. Noel es un usuario asiduo de la central, él y su banda viajan constantemente, por lo que se ven obligados a usarla al menos una vez a la semana. Opina que toda la fachada de la estación de autobuses debe ser remodelada, sin embargo, afirma que los baños son lo que debe recibir principal atención: “A veces uno prefiere aguantarse porque no se puede hacer sus necesidades a gusto”.

CRÓNICA
El final del viaje


Por Daniela Castillo

La leyenda “Ricardo y Vero” grabado a bajorrelieve es la bienvenida más cordial que ofrece la pared de la terminal 2 de la antigua Central Camionera. Otras blasfemias menos amables despiden a los futuros viajeros que se internan en las entrañas de aquel edificio de la década de 1950 al que ya le pesan los años.

Los alrededores no son más halagüeños que la central. Las calles parecen ir a tono con la decrépita construcción. Un bar de la esquina ofrece “satisfacción garantizada” a clientes que cruzan sus puertas aun a las 11 de la mañana. Los peatones esquivan las manos estiradas de los indigentes mientras los gritos de los comerciantes ambulantes se convierten en la música de fondo de la calle 5 de Febrero.

El interior no es mucho más acogedor. Hay más vida que en el pasillo de entrada, sí, pero la decadencia sigue siendo evidente. Los locales comerciales inundan los andenes y se confunden con las taquillas de las líneas de camiones. Los pasajeros deambulan confundidos, sin saber a dónde acudir. No existe ni señalización suficiente ni guardias que auxilien a los viajeros. “This is horrible!”, exclama una pareja de extranjeros que no se atreve a arrastrar sus maletas por el poco higiénico piso.

Los chicles aplastados se han convertido en el nuevo mosaico del suelo y uno no tiene que preguntar por la ubicación de los baños, porque el olor les delata. Un hombre en uniforme de intendencia barre la extensa suciedad del piso, pero ni siquiera los esfuerzos del pobre barrendero son suficientes para combatir el paso del tiempo en aquel lugar que claramente exige o una cirugía estética o una jubilación.

Si las paredes hablaran, probablemente pedirían una nueva capa de pintura o una eutanasia, pues poco se puede hacer para cubrir el resquebrajamiento y los huecos que apenas las sostienen sobre los cimientos. Muchas de las ventanas del edifico están rotas, no se sabe si por vandalismo o por abandono.

Los años no han sido clementes con la central, ni tampoco sus gestores, quienes parecen haber embarcado a la construcción en un autobús con destino al olvido.

No obstante, si bien las autoridades se han mostrado competentes para ignorar las exigencias del edificio, no ocurre lo mismo con los pasajeros. Jesús es un usuario asiduo de la central, pues de lunes a viernes viaja desde El Salto, su pueblo natal, hasta Guadalajara por motivos de trabajo. “Es la forma más fácil de llegar, pero si hubiera otra manera la preferiría, porque las condiciones de aquí están bien mal”.

En otro Andén, Noel y su banda llegan de un concierto en Tala y no parecen muy contentos de tener que esperar por el taxi en las bancas oxidadas y rotas de la sala. “Muy mal, todo muy mal. Suciedad y todo aquí en la central”, se queja de pie, pues a la banca le falta un asiento y los trozos de metal corroído y roto se alzan peligrosamente ante cualquier incauto que intente sentarse en el espacio vacío.

La central camionera parece estar alcanzando el final de su viaje sin que nadie haga nada por evitarlo. Desde el andén un hombre anuncia la última llamada antes de partir y los pasajeros rezagados se apresuran a abordar. Las puertas del autobús se cierran y el vehículo se aleja a la distancia, dejando atrás una construcción que requiere un poco más que 50 centavos y una escoba para volver a la vida.

De fantasmas y jonrones

La antigua Central Camionera no fue siempre una estación de autobuses. El terreno sobre el que está construida era, originalmente, un cementerio. El Panteón de Los Ángeles custodió a los difuntos jaliscienses desde 1829, hasta que fue derribado, 100 años después para construir un estadio de beisbol capaz de albergar a 20 mil personas. Sin embargo, fue en 1950 cuando se inició la construcción de la Central de Autobuses, obras que durarían dos años.

Primero, Imagen y automatización


El director general administrativo de la Secretaría de Movilidad (Semov), Luis Alejandro Cerda, admitió que el inmueble que alberga a la antigua Central Camionera requiere de diversas mejoras. “Es muy poco lo que realmente se ha invertido”.

No obstante, reveló que se tiene en la mira la realización de un “proyecto muy ambicioso”, para combatir la decadencia en la que se ha sumido la central. Éste consistirá en la automatización del ingreso para los camiones y los usuarios, así como también incluirá la instalación de un circuito cerrado para monitoreo y un mejoramiento de las taquillas y las zonas de abordaje.

Igualmente, el funcionario de la Semov aseguró que la imagen de la central es prioritaria para la secretaría, debido a que “no es uniforme a como lo marcan los reglamentos”.

Cerda aseguró que buscarán incrementar la seguridad de la estación de autobuses y mejorar la limpieza, así como reordenar a los locatarios y comercios que están esparcidos sin orden aparente por el lugar. “Actualmente, todo eso crea un poquito de confusión y contaminación visual”.

La inversión requerida para el proyecto será de alrededor de millón y medio de pesos para la primera etapa, donde se automatizarán los sistemas de ingreso y de 500 mil pesos. La segunda consistirá en mejorar las áreas comunes, pintando y reforzando la infraestructura, agregando señalización apropiada y ordenando los locales comerciales.

Cerda estima las obras comenzarán una vez que se termine el proyecto conceptual y se gestionen los recursos. Espera que sea a mediados de julio. No obstante, el funcionario se muestra optimista al respecto: “Yo creo que va a ser muy factible un convencimiento para el área de Administración y Finanzas para que sí nos den los recursos y podamos obtener los sistemas automáticos de mecanización de procesos”.

FRASE

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Hay un desorden y da una imagen que no es uniforme a como lo marcan los reglamentos de la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas "

Luis Alejandro Cerda
, director general administrativo de la Semov.

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