Jalisco
Obras en Avenida Vallarta ya agotaron la paciencia de los restauranteros
La afluencia de comensales disminuyó considerablemente tras las obras
GUADALAJARA, JALISCO.- Cinco meses de obras con banquetas destrozadas, polvo por todos lados, menos clientela y números rojos agotaron la paciencia de los restauranteros asentados en Avenida Vallarta, quienes unieron sus reclamos y encabezados por el presidente de la Cámara de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Germán Ralis Cumplido, pusieron las “cartas sobre la mesa” y advirtieron que dan de plazo lo que resta de octubre para que se concluyan las obras básicas.
La afluencia de comensales disminuyó considerablemente porque es molesto asistir a un lugar lleno de polvo y en donde además es difícil encontrar estacionamiento. Las ventas, sólo por ese factor, disminuyeron en 40 por ciento.
Sin embargo, el problema no inició con las obras. Desde principios de año la situación ya lucía desfavorable, primero por la crisis económica y posteriormente por la alerta sanitaria, tan sólo con esos dos factores sus ventas cayeron prácticamente al suelo, el saldo: 90% de descenso.
Luego de que lograron recuperarse, aunque no en su totalidad, surgió otro conflicto: la apertura de banquetas por parte del Ayuntamiento de Guadalajara. Por ello, los 70 restauranteros asentados en dicha avenida, de la Minerva hasta Federalismo, advirtieron que de no concluir en dos semanas procederán jurídicamente.
Piden además que se les apoye económicamente, que se active un fondo para dar liquidez a los restaurantes en lugar de las capacitaciones que ofrece el Gobierno.
Casa Bariachi, menos que gastan menos
Casa Bariachi es uno de los lugares de esparcimiento con más antigüedad en la Avenida Vallarta. Recientemente sus ventas cayeron 35%, ni septiembre sirvió para renacer el gusto de los tapatíos que tradicionalmente festejaban el Grito de Independencia en el lugar.
El propietario, Mauricio Servín, explicó que desde mayo empezó su calvario. Recordó que cuando las obras iniciaron nadie les avisó con anterioridad para prepararse. Además, la falta de liquidez llevó a modificar los hábitos de consumo.
“Nos ha bajado el número de personas, si teníamos 100 ahora tenemos 70; de esas 70 si consumían 100 pesos por cabeza ahora consumen 60 pesos por cabeza, entonces hemos tenido dos afectaciones.
“Por ejemplo, antes pedían una botella; ahora piden tres o dos tragos, están consumiendo menos y también están comiendo menos. La gente sale a divertirse porque tiene la necesidad de hacerlo, pero está mermada la economía y eso es una tristeza”, concluyó.
La afluencia de comensales disminuyó considerablemente porque es molesto asistir a un lugar lleno de polvo y en donde además es difícil encontrar estacionamiento. Las ventas, sólo por ese factor, disminuyeron en 40 por ciento.
Sin embargo, el problema no inició con las obras. Desde principios de año la situación ya lucía desfavorable, primero por la crisis económica y posteriormente por la alerta sanitaria, tan sólo con esos dos factores sus ventas cayeron prácticamente al suelo, el saldo: 90% de descenso.
Luego de que lograron recuperarse, aunque no en su totalidad, surgió otro conflicto: la apertura de banquetas por parte del Ayuntamiento de Guadalajara. Por ello, los 70 restauranteros asentados en dicha avenida, de la Minerva hasta Federalismo, advirtieron que de no concluir en dos semanas procederán jurídicamente.
Piden además que se les apoye económicamente, que se active un fondo para dar liquidez a los restaurantes en lugar de las capacitaciones que ofrece el Gobierno.
Casa Bariachi, menos que gastan menos
Casa Bariachi es uno de los lugares de esparcimiento con más antigüedad en la Avenida Vallarta. Recientemente sus ventas cayeron 35%, ni septiembre sirvió para renacer el gusto de los tapatíos que tradicionalmente festejaban el Grito de Independencia en el lugar.
El propietario, Mauricio Servín, explicó que desde mayo empezó su calvario. Recordó que cuando las obras iniciaron nadie les avisó con anterioridad para prepararse. Además, la falta de liquidez llevó a modificar los hábitos de consumo.
“Nos ha bajado el número de personas, si teníamos 100 ahora tenemos 70; de esas 70 si consumían 100 pesos por cabeza ahora consumen 60 pesos por cabeza, entonces hemos tenido dos afectaciones.
“Por ejemplo, antes pedían una botella; ahora piden tres o dos tragos, están consumiendo menos y también están comiendo menos. La gente sale a divertirse porque tiene la necesidad de hacerlo, pero está mermada la economía y eso es una tristeza”, concluyó.